Así que, probablemente ellos no sabían la causa de la muerte de Sayuri.
Solo Alan se apuró a venir y me agarró del brazo con urgencia:
—¿Qué haces aquí? ¡Vete!
Le lancé a Camila una mirada seca y, con cara inexpresiva, le dije a Alan:
—Al fin y al cabo, soy la esposa de Mateo, y la nuera de Sayuri. Ahora que mi suegra ha muerto, ¿no debería venir a verla por última vez?
Él dijo, desesperado, mientras me jalaba:
—¡Ya, silencio!
—Si la madre de Mateo hubiera muerto de forma natural, sería otra cosa… pero el problema es que dicen que tú la mataste. Así que vete, no vuelvas a provocarlo, porque si pierde la cabeza y te hace algo, yo no podré protegerte.
Lo miré, sonriendo, y pregunté:
—Todos dicen que yo maté a la madre de Mateo… Entonces, ¿Mateo fue el que te lo dijo?
—Ah, no, él no me dijo ni una palabra —contestó Alan.
—Por la amistad que tuvimos antes, te aconsejo que te vayas, de verdad.
Yo respondí:
—No fue Mateo el que te lo dijo, ¿eh? —le eché una mirada a Camila y me reí.
—Ya s