Capítulo 301
En ese momento, escuché una voz que me sonaba conocida desde atrás, con algo de emoción y respiración agitada.

Me volteé y vi a Alan corriendo hacia mí, se le notaba la urgencia. Estaba sudando y parecía muy apurado.

Lo miré y pregunté:

—¿Tú también estás aquí?

—¿Qué quieres decir con “tú también estás aquí”? —dijo Alan.

—Yo siempre he estado aquí, ¿no? Vine a buscarte, ¿a dónde te fuiste? ¡Casi me muero de preocupación! Si no te encontraba, Mateo ni cuenta se iba a dar...

—¿Viniste a buscarme? No tenía idea —lo interrumpí sin mostrar emoción—. ¿Me buscabas sin avisar? ¿Y encima me echas la culpa por dar vueltas?

—Eh... —Alan no supo qué decir.

Después de unos segundos, me tomó del brazo y dijo:

—Está bien, está bien, fue culpa mía. Vamos rápido. Oye, pásame tu número, así la próxima vez hablamos sin líos si pasa algo.

Me jaló mientras seguía hablando sin parar. Yo apenas lo escuchaba, porque en mi cabeza solo daba vueltas lo que Mateo me hizo en el aeropuerto.

Salimos del lugar y ya c
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