—No hace falta —respondí con una sonrisa tranquila.
—Tú eres el hermano de Camila; si vas, ellos no te van a recibir bien y el ambiente se va a poner incómodo. Dijiste que contactaste a un profesor de medicina, ¿no? Cuando ese profesor llegue, entonces lo llevas a ver a Valerie. Así no va a haber tanta hostilidad hacia ti. Hoy solo quiero ir a hablar con Valerie a solas, hace tiempo que no conversamos.
Javier me observó durante un largo momento, luego asintió.
—Está bien.
Carlos me miró varias veces, como si quisiera decir algo, pero al final no dijo nada.
Camila y Carlos salieron primero.
Cuando salí yo, Javier me acompañó hasta la puerta. Me sonrió:
—Cuídate en el camino.
Hizo una pausa y preguntó:
—¿A qué hora vuelves?
—Por la tarde —respondí.
—Si surge algo, te llamo.
—Bien —sonrió, pero esa sonrisa no era sincera.
Sabía que sospechaba que iba a ver a Mateo.
Pensando un instante, tomé su mano a propósito y le dije mientras sonreía:
—Mírate, como si no pudiera salir de tu vista sin