Capítulo 1310
También estaban Alan, Embi y Luki.

Los dos hombres, cada uno con un niño de la mano.

Parecía que habían salido a pasear con los niños.

—¡Mami!

Embi tenía ojos de águila, y al instante me vio. De inmediato se soltó de la mano de Mateo y, dando pequeños pasos con sus cortas piernitas, corrió hacia mí con entusiasmo.

—¡Mami, mami...!

Se lanzó a mis brazos, mirándome con sorpresa.

—¡Mami, ¿cómo es que también estás aquí?! ¿Te habías quedado con papá, y me querías sorprender a mí y a Luki?

Cuando escuché sus palabras miré por instinto a Mateo.

Mateo no dijo nada ni mostró emoción alguna.

Sus ojos tranquilos solo me observaban con indiferencia, y luego se posaron sobre Javier.

Alan suspiró y cruzó los brazos.

Sin embargo, como los niños estaban ahí, no dijo nada más.

Luki también corrió hacia mí, y los dos pequeños me abrazaron con alegría.

Me agaché para abrazarlos, y en mi corazón sentí un profundo cariño por ellos.

De repente sentí una mirada maldadosa dirigida hacia mí.

Por instinto lev
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