Si conseguían quitar de en medio a Waylon y Henry, Camila se quedaba sin respaldo.
Entonces podríamos convencerla sin problema de retirar la demanda.
Pero, ¿en serio iba a ser tan fácil vencerlos?
Las palabras de Waylon daban vueltas en mi cabeza: "es un loco que no valora su vida".
Y esa idea volvió a llenarme de una inquietud que me ahogaba.
Levanté la vista hacia Mateo.
Me dio dolor en el pecho cuando lo vi.
Él me miró con una sonrisa tranquila, de esas que podían hacerme derretir.
—Cuando recuerdes ese fragmento de tu pasado —dijo en voz baja—, prométeme que me lo vas a contar.
—No va a pasar. No lo voy a recordar —respondí sin dudar.
Y antes de que pudiera decir algo más, lo abracé del cuello y lo besé.
Mateo me abrazó de inmediato.
El beso se volvió más y más intenso.
Afuera, la nieve caía en silencio y cubría la ventana con un brillo blanco.
Sus dedos, tibios y decididos, se deslizaron bajo mi ropa y me encendieron la piel.
Me apretó contra el ventanal y me besó otra vez, con el