Con una sonrisa sarcástica, aparté su mano:
—Si quieres ser sentimental, ve a buscar a Camila, pero no me retrases mientras como.
Dicho esto, tomé otra caja de bocadillos y me concentré en comer.
Carlos se quedó a mi lado, quieto y ansioso.
En ese momento, Valerie llegó corriendo.
—Oye, Carlos, tu amorcito te está llamando. Si no vas, se va a enojar.
Carlos la miró fijamente por un momento y luego se dirigió hacia Camila.
Valerie se quejó:
—Es un falso. Si de verdad le importaras, debería encargarse de Camila. ¡Es tan ridículo!
—¡Exacto!
Le pasé un bocadillo y sonreí:
—¿Alan vino antes y ya se fue?
—Sí.
Valerie miró a Samuel y dijo:
—Ese tipo vino sobre todo a traernos comida.
—¡Vaya, esto está delicioso!
Justo en ese momento, Samuel habló.
Lo vi, con una brocheta en una mano y una cerveza en la otra. Tenía la cara roja por el picante, pero igual disfrutaba la carne con ají.
Se terminó la brocheta, bebió un trago grande de cerveza y, serio, nos dijo a Valerie y a mí:
—Cuando regrese, v