Capítulo 373
Quería resistirme. Abrí la boca, pero no me salió nada.

¡Da igual!

Igual, eso será después. Primero tenía que salir de esta.

Cerré los ojos, y mi mente se fue perdiendo en la confusión.

Sentía que todo el cuerpo me ardía como si estuviera en un horno, pero a la vez tenía un frío tremendo.

Al rato, Mateo me levantó un poco. Me acomodé en sus brazos.

En una mano tenía un vaso de agua, en la otra, dos pastillas.

Me dijo:

—Toma esto primero, es para bajar la fiebre.

Aparté las pastillas.

Las embarazadas no pueden tomar medicamentos así nomás.

La cara de Mateo se puso más seria y me regañó:

—¡Tú dijiste que te ibas a portar bien!

Me lamí los labios secos y le dije:

—Quiero tomar agua primero.

Tomé el vaso y me lo bebí todo de un trago.

Después agarré las dos pastillas y me las metí a la boca delante de él.

Su expresión se calmó un poco.

Me ayudó a acostarme y fue al botiquín a buscar más cosas.

Apenas se dio la vuelta, rápido escupí las pastillas y las escondí bajo la mesa de noche.

Mateo r
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