Una bella novela romántica de una mujer en la búsqueda de sus sueños tiene que salir del país por largo tiempo. Tendrá que despedirse del que siempre fue el amor de su vida y sin saber lo que él tiene que decirle, la vida de ella va a cambiar en cuanto tome el vuelo y él tiene que tomar una de las decisiones más importantes de su vida, decidirse seguirla o quedarse con la persona que ahora acompaña sus días. Una historia que demostrara si la pasión y el deseo triunfara ante la distancia.
Leer másEn la mañana del 5 diciembre me encontraba recostada en mi cama pensando en mi decisión de irme a trabajar lejos de mí ciudad natal, aunque aquí en la ciudad de México encontraría un buen trabajo de mi carrera he decidido irme a Mallorca, mi familia ha aceptado con buenos ojos mi decisión y estoy feliz con el hecho de que me apoyan, pero es sumamente difícil dejar todo atrás. Pero lo que más duele es dejar a Jacobo, ese gran amor de infancia y adolescencia, a pesar de que solo somos amigos, yo siempre lo ame, fue mi confidente de toda mi juventud, platicábamos de todo, aunque algunas ocasiones nos confundían como pareja solo es mi amigo. Él tiene pareja, Melody una hermosa compañera de colegio, por la cual siempre estuvo enamorada y por lo cual nunca pude decirle lo que yo sentía por él, aunque en estos momentos ya es tarde para decirle, yo creo que si lo guardo me odiare, a lo mejor por la tarde que nos veamos para nuestra despedida le diré que lo quiero y siempre lo tendré en mi corazón y aunque él no me quiera de la misma manera le deseare todo el bien que el merece.
Tendremos un pequeño encuentro en una hermosa cafetería vintage en el centro de Coyoacán sus mesitas de madera rustica color blanco y sus sillas blancas con cojines color beige que le dan el toque romántico al lugar, desde que éramos adolecentes visitábamos juntos ese lugar dado que siempre fuimos solo los dos, ya teníamos nuestra rutina, ir a tomar algo y platicar de nuestra semana.
Llegue 15 minutos antes y tome una de las mesas de la terraza para estar un poco más cómodos y poder platicar sin interrupciones. Lleve un vestido largo color menta, con una abertura en la pierna, lleve mis botas negras y un abrigo de color negro largo, mi pelo castaño lo he recogido con un listón a tono con el vestido. Puse un poco de rubor rosado en el rostro para aparentar un poco de color en mi pálida piel y ligera mascara de pestañas para no verme saturada.
Lo vi llegar y mí corazón se exalto y comenzó a palpitar más rápido con cada paso que daba hacia mi mesa, saludando a los encargados de la cafetería, muy amable. Llego muy bien vestido pantalón de color beige zapatos lustrados y una camisa blanca donde se marcaba perfectamente los músculos de sus brazos. Su bella sonrisa, su cabello un poco desordenado por el aire y esos ojos cafés tan lindos que con tan solo verlos ya me derretía por él.
–Hola Jacobo, ¿Qué tal?, ¿Cómo estás? –dije con emoción, Me levante y lo abrace del cuello de manera delicada y amorosa, lo comencé a oler del cuello desprendía un olor a madera, fresco y suave, y al tocar su cabello lo sentía un poco húmedo, acababa de bañarse. Por un tiempo quede sujetada a su cuello para poder seguir tocando su cuerpo. Es una sensación que ninguna otra persona me ha hecho sentir.
–Hola pequeña, perdón si te hice esperar, termine unos asuntos, pero ya estoy aquí, ¿Ya estas listas para tu gran viaje a Mallorca? es un bellísimo lugar para que empieces una nueva aventura –Comento con suma alegría lo que me provoco un nudo en la garganta, escucharlo tan feliz por mi y por mis sueños.
–Estoy feliz Jacobo, siento que es un gran paso, aunque extrañare de mi familia, creo que es algo que necesito hacer por mí –Lo dije con algunas lágrimas en el rostro, el sostuvo mi mano me miro –Pequeña sabes que te voy a extrañar más que nunca, eres como mi hermana, te estimo demasiado y cuando tenga la oportunidad de visitarte lo hare –Sus palabras retumbaron en mi cabeza como un martillo. Odio que me vea solo así, como una amiga. Retire mis manos tempestivamente, lo mire a los ojos y vi su expresión de sorpresa – ¿Que paso? –Dijo con una voz suave –Me encanta la idea de que quieras visitarme, pero tengo que ser sincera contigo –Al momento de decir esas palabras, el ambiente se tornó con una cierta tensión, pero algo en ese momento llamo mi atención, en la entrada de la terraza de pie estaba Melody la novia de Jacobo, venía con una amplia sonrisa hacia nosotros, con un ramo de peonias, mis flores favoritas. Se acercó a mí y me abrazo. –Muchas felicidades por tu viaje, Jacobo ha estado muy triste por tu partida, pero él sabe que es lo mejor para ti, me ha dicho que vendría a verte y me tome la libertad de traerte un regalo de despedida –Dijo con una gran alegría, es una chica de muchas palabras, sé que es una buena chica y se merecen el uno para el otro porque siempre se han amado, no es mala, pero hay ocasiones que me gustaría que nunca hubiera llegado a nuestra vida.
Nos quedamos escuchando a Melody mientras platicaba de todo lo que tuvo que pasar para conseguir las flores, yo no pude dejar de dispersarme y pensar en ellos, pues claro, deben de estar juntos, él es muy guapo y ella muy hermosa, cuando llego a nuestra escuela llamo mucho la atención de la mayoría de chicos y como no, con ese cabello rubio rizado y largo, sus ojos verdes y su altura, los enamoro - ¿Todo bien?, Creo que te perdimos como 5 minutos –Comento con duda Melody, –Si no te preocupes, me quede pensando algunas cosas del viaje –Respondí con calma, –En un momento regreso –Comento al levantarse de la mesa. –¿Querías decirme algo antes de que llegara medoly? –Comento con ansias Jacobo –Me gustas Jacobo, siempre me has gustado, y sé que no es reciproco el sentimiento, pero no puedo callarlo más –respondí con velocidad y con temblor en mis labios, Nos vimos a los ojos durante unos segundos, desprendíamos un sentimiento que nunca antes los dos habíamos sentido, pero en ese momento Melody llego y se sentó junto a él, Mi alma se partió a verla darle un beso en los labios.
El miedo me recorrió la piel como una corriente helada. Estaba ahí, sentado en mi sala, respirando el mismo aire que mi familia, como si nada hubiera pasado. Jacobo. Su presencia era un eco del pasado que yo había dejado enterrado —o al menos, eso había intentado.Mi cuerpo se tensó, pero mi rostro se mantuvo sereno, casi indiferente. No podía permitir que ellos notaran nada, no ahora. No sabían. Nadie en casa conocía la verdad de lo que ocurrió en España, de las veces que el miedo se me escondía bajo la lengua cuando él hablaba, de cómo mi libertad se fue desdibujando sin que me diera cuenta.Y no, no iba a contarles. No en ese momento. No cuando mi abuela estaba en casa, cuando el desayuno estaba servido como una celebración silenciosa de mi regreso. No quería manchar la mesa con la sombra de algo que aún dolía.Mientras tanto, me esforzaba por no mostrar la incomodidad, por sonreír cuando Gabriel —mi hermano— intentaba hacerme sentir como si todo estuviera en orden. Me preocupaba q
Dormí plácidamente toda la noche, sumida en un descanso que no recordaba haber sentido en mucho tiempo. No fue solo el sueño, fue la paz que me envolvía, como si el cuerpo hubiera esperado meses por este instante de rendición total. La cama —mi cama— me recibió como una vieja amiga que no reprocha ausencias, solo abraza sin condiciones.La comodidad del hogar no era solo física: era algo más profundo. Como si las paredes, los rincones, los olores familiares supieran exactamente lo que necesitaba para recomponerme. Cada cobija me envolvía con una dulzura tibia, como si alguien —o algo— me susurrara que todo estaría bien.A la mañana siguiente de mi llegada, me despertó algo que no era una alarma, ni el bullicio de una ciudad desconocida. Fue un olor. O mejor dicho, una sinfonía de aromas que flotaban en el aire, llenando la casa como un eco de memorias dulces. El café recién hecho, el olor tibio de unos panqués dorándose, y el crujiente perfume del tocino chisporroteando en la sartén,
El avión tocó tierra con suavidad y sin contratiempos, como si la ciudad de México me recibiera con una respiración contenida, había vuelto a mi país después de todas las cosas que viví en España. El viaje había sido largo, sí, pero también curioso en su calma: esa clase de trayecto en el que el tiempo parece estirarse solo para permitir que uno piense mejor las cosas. Observe desde la ventanilla, el mundo se había reducido a nubes, luces lejanas y pensamientos desordenados que al fin tomaron forma conforme mas y mas los pensaba.Cuando por fin descendí del avión, con el cuerpo algo adormecido y la mente un poco más clara, me golpeó una verdad simple pero inquietante: no había avisado a nadie que volvería, no había avisado a mi hermano o siquiera a mi madre que estaría de vuelta. Nadie sabía que estaba en casa otra vez. Y por más que me dijera que era una decisión tomada con intención, ahora, con los pies firmes sobre el suelo de un aeropuerto que me era familiar, no podía evitar senti
El encuentro que habíamos tenido en mi habitación, ese encuentro casual se había convertido en un impulso carnal que no debía repetirse por supuesto que no pasaría nuevamente, me gustaba mucho tener sexo con el, puesto que siempre habia sido muy exitante, su sola presencia me dejaba sin aliento pero no me dejaria engañar nuevamente, su locura y sus ganas de estar conmigo las tendria que dejar un lado, el era un hombre malo que no media las consecuencias de nuestros actos, ademas de todo el ya se habia casado. —Gabriel por favor te pido de la manera más amable que te vayas, fue un momento bastante bueno, muy rico y sexy, pero no se repetira jamas, yo me tengo que preparar para mi vuelo a México y tu tienes que regresar a tu casa en España en compañía de tu pareja, tienes que regresar a españa con tu esposa la que probablemente sea la madre de tus hijos— comencé a tomar mis prendas y vestirme, mientras el solo me observaba. —Aurora, se que esto no fue un error y se perfectamente que a
El me poso sobre la cama con dulzura, yo estaba completamente desnuda, él comenzó a quitarse la camisa, boton por boton fue desabrochando, me quede inmovil, viendo a detalle cada uno de sus movimientos, era como si estuviera ofreciendo ese placer tan diminuto y sencillo pero muy erotico para mi.Lo que venía después de eso era completamente excitante. Mostró poco su pecho, su cuerpo marcado por el ejercicio.Cuando se encontraba sin la camisa, me senté en la orilla de la cama, justo frente a el, tome de él y viéndole a los ojos comencé a desabotonar su pantalón y poco a poco baje la cremallera, su mirada reflejaba el placer de estar viviendo el momento. Baje sus pantalones a la rodilla y posteriormente con suavidad y cautela baje sus boxer dejando al descubierto su sexo, se notaba completamente exitado, estaba en un punto de placer que me hacia palpitar por mis adentros, comence a tomarlo entre mis manos y poco a poco lo llegue a exitar aun más, veia en su cara, en sus gesto como lo d
Volvi dentro del departamento con un mundo de sensaciones en mi estómago, muchos pensamientos invadieron mi mente, puso el pasador a la puerta y me recargue un momento sobre de ella mientras asimilaba lo que había pasado, camine hacia el sillón me senté nuevamente, tomé mi copa de vino, estuve meditando lo que había pasado en este corto momento, no habíamos tenido más que un beso, pero no un beso cualquiera, había sido un beso completamente apasionado y lleno de fuego, será posible que si tenga algún sentimiento de amor por Emiliano.Pero un ruido dentro de la alcoba me hizo regresar, alguien estaba en la habitación, por dios era Gabriel, había olvidado que él estaba aquí y lo había dejado por más de una hora encerrado sin siquiera poder moverse ya que cualquier ruido podría hacer sospechar a Emiliano, me levante rápidamente a abrir la puerta y me encontré con un hombre un poco cansado y lleno de desesperación. —Aurora, fue una tarea difícil mantenerme encerrado aquí, no sabía si pod
Último capítulo