—¿Eres tonta, Alía? ¿Cómo no puedes estar feliz? Estás nominada a actriz del año. Por fin, todas las noches de trasnocho para grabar y viajes a Dios sabe dónde, estás recogiendo los frutos—, dijo Sofía, quien estaba feliz e incluso más eufórica que la misma Alía.
—Amiga, por favor, no es para tanto. Sé que es uno de los mejores premios, pero lo más importante es que tengo a mi familia bien—, decía una Alía pensativa.—Mi familia es lo más fundamental, incluso más que eso—, terminó de decir para mirar a Sofía. Las chicas se estaban alistando para salir al centro comercial, tenían que comprar las cosas para poder tener todo para la ceremonia que se realizará en una semana.Alía había ido a visitar a su madre unos días atrás y se llevó la sorpresa de que esta estaba con las viejas brujas de sus amigas, envidiando su vida con Samuel y también ya planificando a sus hijos. Ni a Alía ni a su madre les gustaron los comentarios de esas mujeres recatadas de la alta