La pelinegra caminaba de un lado a otro como león enjaulado, mordiendo su labio inferior con fuerza, debido a los nervios y a la incertidumbre.
Ya hacia casi una hora que habían llegado al hospital y que Kalet había sido atendido de emergencia, ya que el golpe había sido demasiado fuerte y la hemorragia no daba señales de detenerse, a pesar de los innegables esfuerzos de los paramédicos durante todo el camino.
Lo habían ingresado a una sala para hacerle un chequeo exhaustivo y descartar cualquier posible daño cerebral y ella aún no tenía ninguna noticia y la ansiedad comenzaba a enloquecerla.
- ¿Familiares del señor Kalet Escoffier?.- El hombre de bata blanca que los había recibido al llegar salió de la sala a la que Ariane llevaba mirando hacia ya ratos.
- ¡Yo!, ¿Cómo está?.- La chica corrió hacia él y lo miró con ojos suplicantes.
- Afortunadamente no hay mayor daño que la herida cuya hemorragia ya hemos conseguido frenar y un pequeño cuagulo que si toma el medicamento tal cuál lo i