Eva había ido al recepción a cancelar algunas facturas que debía. Su hermana acompañaba a Oli a realizar algunos exámenes de rutina. Había sido un día largo.
Caminaba por el pasillo de piso brillante, con los recibos de paso en sus manos, cuando su corazón se detuvo por un segundo: Kevin estaba frente a ella.
El tiempo pareció congelarse.
El hombre la observó fijamente con esa mirada fría y distante que tanto la hería. Ninguna palabra salió de sus labios, solo se limitó a mirarla como si fuera una sombra molesta, un fantasma del pasado. Luego continuó su camino.
Al parecer tenía algo de prisa.
Eva bajó la mirada. Sentía el pecho pesado, como si cada paso la lastimara. Aun así, se obligó a continuar, solo habia sido coincidencia.
Kevin, por su parte, no volteó. Tenía un objetivo claro: ver a su madre. No tenía tiempo, ni fuerzas, para discutir con esa mujer.
Al ingresar a la habitación, la encontró recostada en la cama, con Leandra a su lado. La joven fingía estar profundame