Capítulo 58 Quiero probar el fruto prohibido.
Al final, la mentira que dijo no lo engañó.
Y como no pudo engañarlo, Raina guardó el celular, aunque sintió que él le había mandado otro mensaje. No alcanzó a verlo.
En el trayecto de vuelta, Raina manejó.
Iván, como si fuera un abuelo, iba con las piernas cruzadas, y su brazo apoyado sobre el respaldo del asiento, disfrutando con tranquilidad.
—¿Por qué no aceptaste? —preguntó Iván.
Raina entendió que se refería a lo de Marta y a la propuesta de presentarle a alguien.
—No me da confianza.
El cabello largo de Raina, tan suave como la seda, se enredó en la mano de Iván. Tomó una mecha y la enrolló entre sus dedos.
—¿Hay alguien en quien sí confíes?
La pregunta fue directa.
Antes, ella confiaba en Noel, pero él destruyó toda su confianza.
El silencio de Raina fue la respuesta. De pronto, Iván colocó su mano sobre el volante y se le acercó.
—De ahora en adelante, confía en mí.
Ese tipo de frases, Raina siempre las tomaba como un juego. Se quedó callada y siguió manejando hasta que llegar