Capítulo 16

El restaurante quedaba muy cerca de la propiedad, por lo que se fueron caminando, bordeando la playa, disfrutando de las vistas y deleitándose con la brisa marina y el sol en su máximo esplendor.

Kian no liberó la mano de Annika en ningún momento, e incluso, en medio del camino, la besó con esa pasión y deseos que lo consumían y en ese momento ya no podía pensar ni buscar de dónde habían surgido. Estaba embriagado de ella, completamente a sus pies, ansiando el momento de tenerla a su merced y hacerla vibrar bajo su toque.

Annika se sentía aún más molesta, pero llena de confusiones. Si tenía otra mujer y decía amarla como para pensar en casarse con ella, ¿por qué la besaba de esa forma? ¿Por qué la sujetaba con intenciones de no soltarla? Su cabeza era un lío mientras su cuerpo reaccionaba por sí solo y devolvía cada beso y abrazo con la misma intensidad.

Entraron al restaurante cual pareja enamorada, cariñosa y destilando felicidad. Los besos no cesaban y aquello los tenía fuera de
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