Con el paso del tiempo las adversidades se fueron quedando en el olvido, dándole paso a un presente que estaba siendo maravilloso y único y cimentando un futuro prometedor.
Annika se había inscrito a la universidad, pero tenía que esperar hasta que el nuevo semestre comenzara para darle inicio a una etapa que se moría por vivir, mientras tanto, aprendía tanto como podía de su novio, ayudándole en lo que más pudiera, después de todo, la que era su secretaria ahora era la encargada de la nueva sede de Londres.
Para Annika esa vida que estaba llevando era la que una vez soñó de niña. Era libre de hacer lo que quisiera, podía vestir y comer lo que le diera la gana, no tenía que rendir cuentas a nadie y tampoco debía tener buenos modales para ser una dama. Estaba a punto de estudiar algo que nunca imaginó, pero conforme pasaban los días más le gustaba la carrera que había elegido.
Amaba libremente y sin reservas, abandonándose a todas sus fantasías y entregándole toda la voluntad a un ho