El final y el inicio (3era. Parte)
El mismo día
New York
Cristal
Dicen que los inicios en un matrimonio son complicados. Hay que adaptarse al otro, a la convivencia, incluso a esos silencios que dicen más que las palabras. En mi caso, además, se sumaba ese miedo agazapado en las sombras, siguiéndonos a donde fuéramos. Sabía que el peligro rondaba. Y aun así… ya me había lanzado sin paracaídas.
En esos días navegando hacia la India, por primera vez respiré una calma extraña. Sonará absurdo, pero el panorama era distinto. Como si el destino, por fin, nos regalara una tregua pequeña pero necesaria. Las charlas en la cubierta se volvieron rutina, y yo me reía observando a David intentando pescar algo, cualquier cosa, aunque no tuviera ni idea.
Una mañana, cuando el sol se coló por la ventanilla, yo ya estaba despierta, intentando soltarte de él. Pero el terco no tenía intenciones de liberarme. En cambio, entre besos distraídos, soltó lo que venía guardando hace días.
—Ya falta poco para llegar a tierra firme… —murmuró, dej