El final y el inicio (1era. Parte)
El mismo día
Londres
Prisión del estado
Blake
Hacía mucho tiempo que conocía a ese demonio llamado Phillip… más de lo permitido. Y aun así seguía siendo parte de mi vida, como una sombra que uno mismo deja crecer hasta que lo devora. Quizás ese había sido mi error: darle las armas para destruirme. Aunque, por desgracia, conocía demasiado bien su mente retorcida, y a eso mismo apelaba para evitar que diera la orden de atacarme a esos gorilas que lo escoltaban.
Pero Phillip nunca había sido predecible.
Ahí estaba yo, frente a él, jadeando, con el pecho ardiendo y los latidos golpeándome las sienes. Él me observaba con esa sonrisa calculada, frío, evaluando su siguiente paso, como si fuese un emperador miserable a punto de decidir si merecía vivir o morir. Cuando habló, su voz cayó como un látigo.
—Blake… admito que es entretenido ver cómo intentas aplazar lo inevitable: tu muerte.
Tragué saliva, mantuve la mirada. No iba a darle el gusto de verme temblar.
—No lo harás —dije entre diente