Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj marcaba las ocho y media cuando sonó el teléfono. Rowan estaba sentado en la mesa de la cocina, con las manos alrededor de una taza fría.
La mañana había comenzado igual que las anteriores, con el mismo aire enrarecido de quien no sabe si sigue esperando o teme recibir una noticia. Aria estaba de espaldas, revolviendo un té que ya no tenía sentido preparar.
—Doyle —contestó él, con la voz ronca.
La respuesta del otro lado fue breve, profesional, pero bastó una frase para que todo el aire del lugar se volviera más pesado.
—Su madre ha sufrido una descompensación grave. Sería recomendable que venga de inmediato.
Rowan no dijo nada. Solo se levantó, dejando la taza intacta sobre la mesa.
—¿Qué pasó? —preguntó Aria, girándose.
—Mi mamá… —susurr







