Mundo ficciónIniciar sesiónLos días siguientes al incidente en el bar parecieron diluirse en una calma engañosa. No hubo gritos, ni clientes levantando copas al aire, ni discusiones que amenazaran con incendiar la noche. Pero tampoco hubo alegría. La concurrencia comenzó a bajar lentamente, como si la tensión de aquella jornada hubiera dejado una cicatriz invisible que los clientes percibían al cruzar la puerta.
Aria pasaba horas revisando la caja, contando y recontando el dinero que apenas alcanzaba para cubrir los gastos. Cada moneda parecía pesar más que la anterior, y el sonido de las monedas cayendo en la caja metálica le retumbaba en el pecho como un recordatorio cruel: si no hacía algo, el bar se hundiría… y con él, la poca estabilidad que conservaba con Rowan.
Esa mañana cuando amaneció casi sin dormir, Aria tuvo la visita de su hermana Martina que había llegado con donas y caf







