Mundo ficciónIniciar sesiónEl aroma del café recién hecho y las tostadas aún calientes llenaba la pequeña cocina. Martina, con el cabello revuelto y los ojos todavía algo dormidos, estaba sentada en la mesa, mirando la taza como si en ella se concentrara todo su mundo. Aria entró con pasos lentos, arrastrando un cansancio que no podía ocultar. La memoria de aquellos desayunos con sus padres se filtró de inmediato: Aria recordaba con claridad los 19 años de entonces, mientras Martina solo podía evocar fragmentos de sus 9 años, imágenes distorsionadas y llenas de ternura.
—Buenos días —dijo Martina, con una sonrisa que trataba de suavizar la tensión—. Te hice café.
Aria tomó la taza, y el calor del líquido le recorrió el pecho. Por un instante, todo parecía seguro: la cocina, el aroma, la presencia de su hermana.
—¿Recuerdas cuan







