~Pov de Alisha~
Han pasado dos semanas desde el cumpleaños de Damien y Helena, y los vestigios de incomodidad de esa noche aún persisten. Por más que revisamos las cámaras, no se encontró al culpable de poner la droga en el licor. La frustración me carcome; es como si un fantasma se hubiera infiltrado y se hubiera desvanecido sin dejar rastro.
Por otra parte, estas semanas he estado al pendiente de los padres de Damien, que regresaron ayer a los Estados Unidos, y el lanzamiento de la primera parte de productos ha consumido todo mi tiempo. Cada minuto libre ha sido devorado por el trabajo, una bienvenida distracción de los persistentes pensamientos sobre el incidente.
—¡Señorita Larraín, este documento necesita su firma! —anuncia Sarha, irrumpiendo en mi oficina con una pila de papeles.
—Gracias, ya lo reviso —contesto, tomando la carpeta—. Sarha, ¿sabes si la señorita Belmont vino hoy? —indago con una perspicacia que procuro esconder tras un tono casual.
—Sí, señorita, pero se ret