~Pov de Helena~
Me levanto y la luz de la mañana se filtra por las cortinas. Ya ha pasado una semana desde que me mudé con Cristopher y, aunque la distancia de mis padres a veces me oprime el pecho, esta nueva rutina no me desagrada en absoluto. Me sumerjo en la ducha, dejando que el agua caliente me relaje y me prepare para el día.
Mientras me visto, siento unos brazos que me envuelven con suavidad. Es Cristopher, que me susurra al oído: —¿Por qué te levantaste tan temprano?
Me giro en su abrazo y le doy un beso fugaz en los labios. —¡Hoy hay mucho trabajo en la oficina! —le respondo con una sonrisa—. Ayer se hizo el lanzamiento y los pedidos no paran de llegar.
Al llegar a la oficina, la energía es palpable. Nelly me recibe con su acostumbrado café humeante y una pila de documentos: remesas y envíos pendientes que parecen no tener fin.
—¿Cómo van las ventas de los nuevos productos? —le pregunto, tomando asiento en mi escritorio. Mis ojos recorren la pantalla de mi ordenador, bus