~Pov del Narrador~
Helena emergió del agua, acomodándose el cabello y secando su rostro. Su altura le permitió caminar con gracia a través de la piscina, y lejos de mostrarse molesta, una leve sonrisa adornaba sus labios. Lucía bellísima mientras el agua perlaba su piel y su cabello, y su vestido rojo la convertía en una auténtica ninfa. Al salir de la piscina, caminó directamente hacia Alisha, quien la esperaba con la mano extendida. Helena agradeció en silencio haber sido ella quien cayó al agua y no su amiga, que no sabía nadar. Bajo la atenta mirada de todos los invitados, quienes la observaban maravillados por su belleza, Helena terminó de salir de la piscina.
—Helena, ¿estás bien? —inquirió Alisha, mientras la ayudaba a escurrir su vestido.
—Sí, no te preocupes. ¿Tú estás bien? —respondió Helena, secando con ternura las lágrimas que se deslizaban por las mejillas de su amiga.
En ese momento, Christopher llegó corriendo. Sin prestar atención a los demás, se quitó su chaqueta y