Mi Esposa Vino Por Mi
Dante había estado más de veinte minutos en la sala de reuniones. La atención de los directores se había desplazado del proyecto de inversión para la nueva galería de arte hacia un tema que siempre encendía debates y ceños fruncidos: su vida personal “¿Cuándo se casará Dante Moretti?” repetían como un mantra cansino, presionando, recordándole sus casi treinta años y el hecho de que su padre no volvería al trabajo activo, concentrándose ahora únicamente en la fundación familiar.
El ambiente estaba cargado, el calor de la discusión subía con cada frase. Los directores presionaban con sus fundamentos y Dante tensaba la mandíbula con cada argumento. Fuera de la sala, Serena escuchaba. Cada palabra sobre el futuro de Dante le encendía un fuego en el pecho; sabía que podía ayudarlo como él la había protegido antes. Ella misma había sufrido en carne propia los comentarios del círculo que la rodeaba. Expectativas sobre su futuro con Damian o como su vida como heredera de