– ¡Carajo! ¿Qué quiere hacer Alejandro trayendo tanta gente? –dijo Luna, escondida con Sofía en el primer piso del edificio uno.
– No sé qué le pasa ahora… –Sofía fruncía el ceño, molesta.
En su vida pasada, ella se había rebajado tanto con Alejandro y él ni la pelaba. Nunca había hecho semejante escándalo por buscarla.
¿Ahora que ella quiere cancelar el compromiso, él es el que la persigue como loco?
– Luna, este lugar no es seguro. Vámonos ya.
– ¡Sí!
Luna tomó la mano de Sofía y justo cuando se disponían a correr al baño de mujeres del piso superior para esconderse, se toparon de frente con los guardias de seguridad de la escuela.
– ¡Corre!
Sofía jaló a Luna para huir, pero en ese momento, Alejandro apareció en la entrada del edificio.
Con el rostro sombrío, dijo:
– ¿A dónde crees que vas, Sofía?
– …
– Señor Rivera –intervino Luna, con cara de pocos amigos– ¡mi amiga viene a estudiar! ¿Qué pretende trayendo un ejército a la universidad?
– ¿Estudiar?
Alejandro caminó hasta Sofía y le