Capítulo 357
Sofía, que acababa de soltarse el cinturón, por poco se estrella la cabeza con el respaldo por el jalón inesperado.

—Te sugiero que te lo vuelvas a abrochar. Si no, en un rato vas a traer conmoción.

—¡Tú…!

Ante la advertencia de Elías, Sofía se aseguró el cinturón casi de inmediato.

Las patrullas no se esperaban que Elías rompiera el cerco.

Cuando su carro volvió a la vía de circulación, salieron más unidades y lo rodearon, provocando un embotellamiento severo.

Era pleno centro de Ciudad Brava: si algo pasaba ahí, al día siguiente sería portada.

Al ver cómo las patrullas cerraban por todos lados, a Sofía solo le cruzó una idea por la cabeza: se acabó.

Bien y bonito se había metido con un figurón.

Los cláxones sonaban por todas partes; todos pitaban para que Elías se hiciera a un lado.

Las patrullas ya intentaban forzar las puertas.

Sofía miró los rostros pegados a los cristales y se le encogió el estómago.

Solo pedía que aquello no creciera y no terminara en la nota roja.

En las
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