—¿Dónde está Sofía Valdés? ¡Que salga ahora mismo!

Silvia irrumpió en el salón como loca, buscando con desesperación la figura de Sofía.

Pero tras recorrer con la mirada todo el aula, no encontró rastro de ella.

En ese momento, Luna se levantó de su asiento y dijo:

—Compañera, estamos en clase. ¿Qué ganas con hacer este escándalo aquí?

—¿Escándalo? ¡Luna, no creas que no sé que eres la mejor amiga de Sofía! Y como tu familia está en el club de prensa, seguro que fuiste tú la que le ayudó a juntar toda mi basura. ¡Qué bajo caer así!

Dicho esto, Silvia se lanzó contra Luna para jalarle el cabello.

El profesor, que hasta ese instante se había contenido, golpeó con fuerza los libros contra el escritorio.

El aire en el aula se volvió tenso, pesado, como si todo se detuviera por un instante.

—¿De qué facultad eres tú? ¿Quién te dio permiso de hacer semejante escándalo en plena clase? ¡Fuera inmediatamente! —tronó el maestro.

Silvia, que seguía dominada por la rabia, se vio obligada a recobra