Yo era un obstáculo en su vida. Así que me mandó lejos. Yo era la piedra en su zapato. Así que se deshizo de mí. Hoy vuelvo con más fuerzas que nunca decidida a hacer lo que sea necesario y recuperar lo que es mío por derecho. Incluso si eso significa… No escuchar a mi corazón.
Leer másSeptiembre de 1863. Veracruz. México.
—Mañana vuelve Abigahil de España.
—Lo sé Constanse. Debo preparar todo para su llegada. Sabía que llegaría este momento, pero no pensé que el tiempo pasara tan de prisa.
Estoy fumando un cigarrillo en mi habitación. Constanse, mi amante, me espera acostada en su cama. Esta noche no tengo deseos de hacer el amor, aunque esa son unas de las cosas que más me gustan en este mundo.
Abigahil, la volveré a ver después de tantos años. Aún no estoy preparado. Nunca lo estaré.—¿Cuánto tiempo ha pasado?
—Once años, creo... Puede que doce no estoy seguro.
Once años, cinco meses y seis días.
—¿Crees que sabe ?
—¿Saber qué?
—De lo nuestro, nuestra relación clandestina.
—No lo sé, y no me interesa, ella es solo mi esposa por papeles y lo sabes.
Por desgracia, es mi esposa.
Entro en la cama. Constanse sonríe con su rostro pegado a mi hombro, sabía que le gustaría escuchar esas palabras, sé que se siente insegura con la llegada de Abigahil, mi esposa si es que a este arreglo se le puede llamar así.
Puerto de Veracruz.
—Todo está listo señor Tumbler. El coche nos espera para volver a Las Delicias.
—Gracias Bill, espero que no demore mucho en bajar del navío, odio el mar y hoy el aire se siente más pesado.
—Ese es su barco señor, no debe demorar en bajar, ya las escaleras están montadas.
Dice Bill señalando un enorme barco que acaba de llegar de Europa. Suspiro. Prendo un cigarro y le doy una calada. Expulso el humo. Miro a mi trabajador.
—Dime Bill, tú le servistes al Márques de Amery ¿Cierto?
- Pues si mi señor, le serví desde su llegada y estancia en Veracruz por muchos años hasta su muerte.
—¿Recuerdas a Abigahil?
—Un poco, era una niña muy activa.
—Si, yo igual la recuerdo jugando entre las plantaciones.
Corriendo a mis brazos, diciéndome que la ocultara de su padre para que no la regañara por alguna maldad que haya hecho.
—Era muy delgada, rubia y con muchas pecas por el sol.
No puedo evitar sonreír al recordarla. Es verdad, era muy delgada, odiaba bañarse o arreglarse con vestidos de niña. Siempre sonreía. Hasta ese lamentable día nunca más volví a verla sonreír. Nunca más volvió a sonreírme. Termino de fumar. Miro hacia unas señoritas que pasan por mi lado y me sonríen con complicadad. Yo sonrío igual. Creo que una de ellas...estuvo conmigo. Pero han sido tantas que las olvido luego de un tiempo.
—Señor, ya comenzaron a descender personas del navío.
La buscaba por todas partes, la verdad que no tenía idea de cómo lucía actualmente, creo que según su físico de niña, debía ser alta y muy delgada, pero nadie con esas características se nos acercó. Ella...ella sólo la ví una vez en Europa. Pero de eso ya hace algunos años atrás y...fue en un baile. No la pude detallar.
Luego de un tiempo, una jóven hermosa de larga, muy larga cabellera rubia se nos acerca, tenía los ojos más hermosos que jamás haya visto, su piel era fina y blanca como el marfil. Su sonrisa encantadora a tal punto que casi pasan desapercibidos sus carnosos labios. Su cuerpo se había desarrollado por completo. Sus senos eran redondos, se podían ver gracias al escote de su vestido, su cintura era diminuta, tenía unas curvas que eran una tentación. Era como la niña que dejé en ese Internado Católico, pero hecha ya una mujer. Una mujer realmente hermosa.
A quien quiero engañar.
Ella es la mujer más hermosa que jamás haya visto en toda mi maldita vida.
—Hola Bill.
Dice sosteniendo una pesada maleta de cuero y retorciéndose incómoda por nuestra falta grave de cortesía por no devolver el saludo ninguno de los dos.
—Supongo que no me reconocen, ha pasado un largo tiempo. Sin embargo, tú no has cambiado en nada Alexander.
Dice ahora dirigiéndose a mi persona y posando sus bellos ojos verdes en mí. No sé qué me pasaba, normalmente soy más seguro de mí mismo.
—¿Abigahil?
Pregunto cuando logro articular palabra alguna sorprendido.
—La misma...¿ Sabes? He estado todo el trayecto buscando la mejor manera de saludar a mi esposo, me costó un poco pero al fin me decidí.
—¿De verdad?
Respondo divertido, no sabía que estuviera tan ansiosa por verme otra vez.
—¿Por cuál te decidiste?
Ella sonríe mostrando su hermosa dentadura. Sus ojos brillaban con picardía. Suspira mirándome fijamente.
—Simple, Quiero el divorcio.
****Este capítulo lo tenía guardado, lo iba a publicar pero nunca me decidí dónde ponerlo, creí que la historia estaba mejor sin él.********Pero honestamente, amo esta escena y la quise compartir con ustedes. Cabe destacar que Abigahil le dice a Renato que quedó embarazada todo por una simple noche,pero recuerden que sólo se necesita una noche para quedar embarazada, eso no significa que no hayan ocurrido otras más. Recuerden igual que ella dice que él no merece sus noches en desvelo, bueno, esta fue una de ellas.****No puedo dormir,por más que quiero no puedo. Amanda ayer se comenzó a sentir mal una vez más. Alexander no me dirige la palabra desde el día de mi estúpido desliz,por suerte, lo puse en su lugar y tengo algo de tranquilidad. Él no me habla a no ser para cosas necesarias como la dieta que debe seguir Amanda o los horarios de sus medicamentos.Necesito tomar aire, necesito salir de aquí sino voy a explotar. Mi mente y mi cuerpo van a explotar con tanta
Renato está gritando mi nombre por toda la casa.¿Por qué Tomasa no me avisó? O mi tía.Cierto, mi tía no está y Tomasa está durmiendo.¡Abigahil!Él está cerca, lo puedo sentir. Alexander y yo arreglamos nuestra ropa. Yo lo miro a los ojos y pongo un dedo en mis labios en señal de que haga silencio. Salgo del estudio y cierro la puerta.- Abigahil.Me sobresalto al voltearme y encontrar a Renato tras de mí.- ¡Renato!¿Qué haces aquí?Él toma mis manos.- ¡Abigahil! ¡Tengo buenas noticias!Él está sofocado, como si acabara de correr kilómetros enteros. Él traga en seco.- Mi padre hizo los arreglos pertinentes para que podamos casarnos mañana Abi junto con Melissa y Rodrigo.No no no no Renato- Renato escúchame te...tengo algo que...- ¡Abi!¿Sabes lo que eso significa? Ya no tienes que temer más por el futuro de tu hijo, de nuestro hijo.¡No! ¡No! ¡No! ¡No!Abro los ojos como plato
Mañana es el gran día.El día en el que mi amiga, mi mejor amiga unirá su vida para siempre con el hombre que ella ama. Al menos ella tendrá un final feliz. Al menos su amor no fue manchado por las mentiras, el odio, el rencor y la desconfianza.Ella está en mi casa, en mi habitación, frente a un espejo de cuerpo entero con su vestido de novia, hoy es su última prueba del vestido. Yo estoy sentada en una butaca de espaldas a ella.- Abi, me veo gorda.-Melissa por favor. No te ves gorda, estás hermosa. Puede que hallas subido un poco de peso pero tal vez es el estrés de la boda.Ella se voltea y comienza a caminar hacia mí.- No Abi, tú no entiendes.Ella toma mi mano y la posiciona sobre su vientre. Yo me quedo por un instante mirando su mano y la mía. Luego alzo mi vista y me encuentro con sus ojos. Ella traga en seco, tiene los ojos cristalinos.- Melissa tú estás...Ella asienta en silencio. Yo abro mi boca en señal de
-No pensé volver a verte tan pronto Alexander.Seline Albuquerque fue una mujer muy hermosa en su juventud, aún después de tantos años se conservaba muy bien. Nunca entendí cómo una mujer tan hermosa y rica había tomado la vida religiosa. Al parecer, ella nació con vocación. Ahora estaba sentada frente a mí. Estamos en uno de los pocos hoteles de lujo de la ciudad cerca del puerto. Ella dejó su hábito en el Internado Católico donde estudió Abigahil, ahora cualquiera que la viera es una dama de la alta sociedad muy hermosa y distinguida. Su cabello castaño está oculto por un sombrero de copa ancha que la protege del sol de Veracruz, porta un vestido color canela muy conservador pero elegante al mismo tiempo que deja mostrar su esbelta figura.- Pensé que lo que nos conectaba ya había vuelto.La miro en silencio, ella está tomando té, yo sólo fumo en silencio mientras me vuelvo a servir un trago de tequila.- Tenía algunas dudas respecto a ella que
Ella está con ese imbécil.Qué idiota fui. Siempre fue él. De seguro ni recuerda que su primer beso de verdad o como su inocente mente de niña de trece años decía, su primer beso de novios fue conmigo.Ese fue mi verdadero error, mi pecado.Mi error fue besarla.Mi error fue dejar que una niña de trece años me diera su primer beso.Mi error fue creer que esa niña no crecería.Que por mucho que quise evitarlo, que quise alejarla, que quise protegerla, al final se embarró con mi mierda. Al final yo la metí en mi mierda.Fui yo quien la metió en ella. Yo y solamente yo.Ella nunca quiso estar en ella.Ella era la única mujer en el mundo que no la buscaba. Que no me buscaba.Incluso Constanse se metió en mi mierda ella sola. Con sus dieciséis recién cumplidos. Ella se acercó a mí y me dijo que ya no quería más besos ni caricias, que quería que fuera su primer hombre.Todas las demás venían solas, solas buscando mis
Once años atrás-¡Vamos Alexander! No seas miedoso.Una vez más ella se escapó de la casa. Una vez más ella está haciendo de las suyas. Una vez más no puedo decirle que no. Ella es una niña de trece años de edad que tiene la capacidad de hacer lo que quiera conmigo. No puedo decirle que no. Nunca puedo.Ella está nadando en el río con su vestido nuevo. Su extenso cabello completamente suelto. Tomasa hoy la peinó con una larga trenza. Pero ella se la quitó. Decía que le molestaba.- ¡Alexander!Ella me grita una vez más.- ¡Ya voy!Me quito mi camisa y corro hasta el río. Entro al agua. Está muy fría. Ella me sonríe con malicia. Me comienza a lanzar agua y yo me hundo para atrapar sus pies y desequilibrarla. Ella cae hacia atrás.-¡Tramposo!Me dice cuando vuelve a salir a la superficie. Ella se queda en silencio mirándome un instante.-¿Sabes? Tengo un secreto.- ¿Qué hiciste esta vez Abigahil?Ella sonríe en silen
"Quiero el divorcio" es una novela Romántica escrita por Avg96 que relata la agria relación entre Abigahil (hija del difunto Marqués de Amery) y Alexander Tumbler. Abigahil albergaba un profundo odio hacia su marido, quien, a su juicio, engañó a su padre para quedarse con toda su fortuna. Volvió de España con la intención de vengarse, intentando ignorar que aún ama a ese hombre.
Esta intrigante historia contiene apenas 40 capítulos, con una calificación de 10/10 y 136,1k lecturas.
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