Mariana intentaba calmar a Silvia.
—¡Sofía te ha hecho tanto daño y todavía piensas en ella! Aria, eres demasiado buena, por eso esa mujer se aprovecha de ti.
Mariana solo sonrió, sin decir palabra.
¿Pensar en Sofía?
No. Lo único que quería era verla pasar vergüenzas en la escuela.
Antes, por ser la prometida de Alejandro, nadie se atrevía a provocarla demasiado.
A lo mucho, algunos comentarios mordaces.
Pero ahora todo había cambiado: Sofía y Alejandro habían roto el compromiso.
La noticia corría como fuego, y había más de uno deseando verla convertida en motivo de burla.
Además, el hecho de que su propia prima terminara comprometida con su ex prometido era razón suficiente para hacer de Sofía el chisme favorito en la uni.
Esa tarde, Sofía apenas llevaba un rato practicando cuando su celular empezó a llenarse de notificaciones.
De reojo intentó ignorarlas, pero al ver que eran sobre material de repaso, dudó.
Y al fijarse mejor, descubrió que el mensaje venía del representante académ