Capítulo 128
—Bruno, revísala.

Sofía se quedó quieta, con la expresión entre tensa e incrédula. Bruno ya se acercaba, dispuesto a registrarla físicamente.

Pero ella frunció el ceño y levantó la voz con firmeza contenida:

—Al menos deberían considerar que soy la prometida de Alejandro Rivera… ¿no creen que debería ser otra persona quien me revise?

—Tienes razón —respondió Elías con la misma frialdad de siempre.

Sofía pensó que llamaría a alguna empleada del hotel. Pero no. Elías caminó directamente hacia ella.

—Lo haré yo mismo.

—Tú…

Ni siquiera le dio tiempo de protestar. Con una naturalidad inquietante, Elías comenzó a registrarla.

Sus movimientos eran rápidos, precisos, como si no le importara nada más que asegurarse de que no llevara nada extraño encima.

Solo cuando confirmó que no traía ningún objeto sospechoso, le permitió entrar a su suite presidencial.

Una vez adentro, Sofía miró a su alrededor con curiosidad y algo de asombro.

La habitación era amplia, sí, pero sorprendentemente sencilla. L
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