Alessandro suspiro de alivio cuando al fin vio a Maximiliano, él se encontraba entre los brazos de su irresponsable madre así que Alessandro de inmediato lo tomó de sus brazos sin siquiera mirarla. Él lo abrazó fuerte y reprimió el llanto que quería salirse de lo más profundo de su alma herida. Sabía muy en el fondo que esto también era su culpa. Él también era culpable por creer en ella. Una mujer que desde hace tiempo es fría y sin sentimientos. Krista al sentir el vacío en sus brazos volvió en sí una vez más, preocupada por Maximiliano. Vio al pequeño dormido entre los brazos de su padre quien no se molestó en mirarla ni una vez y salir de ahí con el niño. Ese gesto de abandono le dolió en el alma, pero también sentía alivio. Maximiliano se pondría bien. Él simplemente la dejó ahí. Ella sabía que se lo merecía, muy en el fondo lo sabía. Solo que no esperaba que Alessandro sólo la ignorara. Su corazón roto, no podía romperse más. ¿Verdad? Ya nada proveniente de Alessandro
Alessandro solo podía asentir a cada acusación que salía de la boca de Verónica hacia Krista, en sus pensamientos rondaba lo ocurrido hace cinco años cuando tuvo a Maximiliano en sus brazos por primera vez y también tuvo la obligación de pagar cinco millones de dólares. Ella sin compasión alguna le había vendido a su hijo como si se tratara de una cosa insignificante. No le importo en lo más mínimo el bienestar de Maximiliano. Ahora, quizás había vuelto para tratar de buscar venganza contra él y matar a Maximiliano deliberadamente. El corazón de Alessandro se enfrió tanto que era capaz de congelar todo a su alrededor. Se prometió que más nunca sería blando, al menos no con Krista. — Ella siempre ha tenido un corazón frío, no debería de sorprenderme. Aunque ahora debería cuestionarme si en verdad tiene un corazón. — Espeto Alessandro furioso. Todos en la sala de espera seguían mirando a Krista con ojos acusadores, no podían entender como una mujer con una apariencia casi angelical
— Máximo y Cristina han muerto en un accidente señor. No no no… Mi corazón comenzó a latir rápido, podía sentir como cada pedacito intentaba mantenerse a flote, mis ojos decir que están empapados en llanto es poco. Mi mente se fue de vacaciones dejándome en la vasta soledad de un futuro incierto. Mamá, papá… Mi cuerpo quería estallar, sentía la necesidad en mi de llorar y hacer que el mundo me escuchará, pero mi mundo a partir de ahora está solo, no hay nadie. — ¿Qué hacía mi hija con el imbécil de Máximo? ¿Qué? Nunca en la vida había escuchado a Giann Coppola casi perder los estribos, es bien sabido que odia a mi padre, pero nunca lo había expresado a los cuatro vientos. Siempre había sido un hombre implacable y frío, pero jamás tonto. De pocos o nada de sentimientos. No es precisamente la figura perfecta de un abuelo. No lo es. Cruel y despiadado. Son las únicas palabras con las cuales se le puede describir. El hombre que está allá dentro con él puedo jurar que tiembla al igua
Capítulo XXII: “Un sí, o no”Narra Krista. Como si fuesen cosas planeadas por el mismísimo diablo, afuera en el estacionamiento el carro de Lucca estaba justo a unos cuantos más del de Alessandro. Lucca, quien estaba callado, al verlo comenzó a decirme un montón de cosas que me costó un instante entender. — Eres una irresponsable, chantajear al doctor para que te diera rápidamente el alta es algo muy bajo. ¿Te importa poco tu bienestar? No te has recuperado aún, mira tu cara aún se ve demacrada. Le di una mirada asesina, ¿Cómo se atrevía a decir estas cosas frente a todo el mundo? Bueno no, exactamente frente a Alessandro, aunque no creo que desde aquí escuché algo, su auto se encuentra algo alejado del nuestro. Gracias a Dios Lucca no sabía de mi enfermedad aún porque si no también lo ventila a los cuatro vientos. — ¿Qué estás haciendo Lucca? — Juzgando tus malas decisiones. — respondió sereno.— Bueno si sigues dándotelas de rey justiciero, no dudaré más en llamar un taxi e ir
El camino a casa fue tranquilo, Marco iba informando a Lucca una que otra cosa de vez en cuando y mi vista estaba fija sobre el camino.Ver el lindo paisaje citadino nocturno me hacía tener un poco de paz. Mi cabeza estaba doliendo un poco, pero no le tome importancia, quizás es mi hora de comer. O quizás aún sigue rondando en mi mente la pesadilla de esta mañana, más que una pesadilla es el recuerdo vivido de hace seis años cuando mis papás murieron. Mi madre siendo la única hija de Giann Coppola, se fue en un viaje a la Toscana para nunca más volver a su casa. Ella solía decir que apenas conoció a mi padre, Máximo Di Santis, quedó prendada de él. El amor fue mutuo, para su suerte y ambos hasta se casaron a escondidas. Al poco tiempo llegué yo a sus vidas, para mí amado abuelo eso fue la mayor deshonra para su familia, su única hija quien estaba prometida en matrimonio para otra familia adinerada de Roma, había preferido hacer su vida en la clandestinidad con un don nadie. ¿Les su
La mano de Lucca se instaló en mi brazo y con una mirada llena de fuego y ruego, hablo: — No vayas a él. Quédate conmigo. No me gusta estar en estas situaciones, no me gusta sentirme acorralada. Ahora en estos momentos de mi vida mucho menos, cualquiera me diría que Lucca es sin duda la opción que debo tomar, pero no se trata solo de eso. Yo no me siento en condiciones de vivir un romance, solo he vivido uno solo una vez en mi vida y me ha dejado destrozada de miles de maneras. Ha sido sin duda trágico. — No…Mis palabras quedaron a medio terminar, Lucca me ha jalado a él, me sostiene entre sus enormes brazos y su boca se une a la mía en un acto al que puedo llamar, desenfreno absoluto. Su beso es voraz, es tal cual un agujero negro que consume todo a su paso. Estás sensaciones que creía muertas, surgen con gran arrebato robándome más de un suspiro. Me siento como una persona que lleva tanto sin comer y cuando ya tiene un bocado en su boca siente que no puede saciarse tan fácilm
Narra KristaBenedicto y Nicola actuaron con rapidez ante la orden de Alessandro de guardar las cosas en mi apartamento, sus pertenencias ocupaban la mitad de mi sala y está era grande y espaciosa. — ¿En serio vas a disponer de mi casa como si fuera tuya? — pregunté ya muy cabreada por el atrevimiento de Fiore. Él alzó sus manos en señal de no saber nada. Esa pinta de inocente no me la como ni que fuera la comida más deliciosa del mundo. Si había algo que sabía muy bien, era que Alessandro Fiore era el hombre más meticuloso de todo el planeta tierra. Todas su acciones llevaban siempre a otras que le daban los resultados que él quisiera o esperaba. — Maximiliano aún necesita que el doctor cuide de él y la nana Nicola podrá preparar comida para ustedes cuando yo no esté, porque las habilidades de cocina tuyas son verdaderamente cuestionables. En verdad tenía los pantalones tan bien puestos que se atreve sin tapujos a meterse conmigo en mi propia casa. — ¿Disculpa? ¿Tú quién te cre
Lucca salió del apartamento apretando muy fuerte aquella memoria USB en su mano. Se fue directamente a la empresa, era muy entrada la noche pero cuánto antes encontrará al culpable, mucho mejor. Para él era inaceptable dejar ir ileso a la persona que intentó dañar de diferentes formas a su socia. En su mente aún se paseaba la curiosidad de saber la relación entre Krista y Alessandro. Su pasado. Todo indicaba muy cruelmente que él jamás tendría una oportunidad con ella si Fiore y su pequeño niño estaban presentes, lo llenaba de una inmensa indignación la manera en la que lo sacaron de la casa. Para él todavía era horrible la manera en que Alessandro trató a Krista cuando Maximiliano se perdió y que también permitió que Verónica trapeara el piso con ella. Aunque parecía que Krista estaba de acuerdo con eso. Cosa que lo mortificaba aún más. *****Narra Alessandro Fiore.(Hace cinco años atrás) El olor a incienso rancio impregnaba la biblioteca de la villa Coppola. Las cortinas esta