Niñera para el CEO
Niñera para el CEO
Por: Anna Alvarez
Capítulo 1

Houston, Texas.

El sonido de la ciudad despertando se filtra por la cornisa de mi habitación mientras aún estoy en la cama. No es como si estuviera durmiendo y fuera un amanecer donde levitamos con la sensación de que será un espléndido día.

No.

Me quedo mirando el techo de mi habitación y cierro los ojos cuando la decepción de otra mañana sola, me hace recordar mi realidad.

Ofuscada conmigo y con la vida salgo de la cama, apago el despertador que debería haberme despertado dentro de un par de horas más. Después de una parada en el baño, bajo hasta la cocina donde enciendo la cafetera y me quedo mirando la nada un momento.

Hoy. Hace tres años que mi vida cambió radicalmente.

Cierro los ojos y reprimo las lágrimas que quieren brotar en el silencio de mi solitaria casa.

Flashback.

—Hoy. Quiero agradecer a todos los presentes por reunirse con nosotros en este lugar para homenajear un logro más de mi esposo—Digo mirando a Mike que está a mi lado. Me ve con una sonrisa—Sé que tuvimos tiempos difíciles, pero la dedicación de mi esposo ha rendido sus frutos.

El pequeño restaurante estalla en aplausos y chiflidos de nuestra familia y amigos.

—Te lo mereces Mike— Alaba mi hermano Dorian.

—¡Viva mi papi! —Secunda nuestro hijo Jeremy, de seis años, ganando risas de todos, incluida la mía.

—Bien.

Continuo. Levanto la copa y miro los ojos negros de Mike. Esté me guiña

—Quiero desearte todo el éxito por haber conseguido ser socio en la firma de abogados Philips. Te mereces eso y más—Se pone de pie y me da un suave beso en los labios.

—Gracias, cielo—Susurra pegado a mis labios antes de mirar a los presentes.

—Sin dudas, esto no sería posible sin la ayuda de mi esposa. Davina es la que me impulsa a continuar con todo esto y espero que hoy sea el comienzo de una nueva vida—Sus ojos me miran con amor.

Fin de flashback.

Ahogo un sollozo cuando la cafetera comienza a llenar mi taza y enojada, limpio mis lágrimas.

—Cuánta razón tenías, Mike—Susurro—Ese día fue el inicio de una nueva vida.

Me siento en el sofá del salón mientras sorbo mi café y espero paciente a que mi timbre suene como lo hace en esta fecha y me sumerjo en mis recuerdos.

Flashback.

—Mami. Estoy cansado—Mi hijo Jeremy llega hasta donde estoy sentada hablando con mi madre, en el restaurante después de comer el almuerzo de celebración por el ascenso de Mike.

—Vamos a preguntarle a papá si nos vamos— Comento y me mira con sus ojitos de cachorro iguales a los de su padre.

—Ven con la abuela tesoro—Mamá lo toma de mis brazos y lo sienta en su regazo para así poder buscar a Mike. El restaurante es pequeño y es propiedad de un amigo de la familia y lo cerró para nosotros esta tarde. Por lo tanto, solo hay conocidos. Camino por el lugar y las risas en la parte trasera llaman mi atención, así que voy a ver.

Encuentro a Mike junto a un compañero de trabajo que no conozco. Voy a hablar cuando veo que Mike se inclina sobre una de las mesas traseras y aspira algo de ella.

Incrédula, veo que su amigo hace lo mismo y es cuando me doy cuenta de que están esnifando cocaína.

—¡Mike! —Mi voz suena irritada cuando camino hasta ellos.

—Bebé—Comenta como sí no lo hubiera visto.

—Se puede saber ¿Qué m****a te pasa? —Demando—¿De verdad estás consumiendo cocaína con este idiota?

—Un poquito más de respeto—Réplica el idiota, pero lo callo con una mirada asesina. El hombre al ver mi expresión se levanta de la silla y entra al restaurante dejándonos a solas con mi esposo.

—No hagas un drama de esto—Espeta mi esposo una vez solos.

—Verte esnifando cocaína no es un drama.

Mike pone los ojos en blanco antes de mirarme serio.

—Me relaja y alivia el estrés. Llámalo, medicinal.

—Medicinal ¡Una m****a! Mike Thompson ¿Desde cuándo consumes?

Resopla y me mira ofendido.

—Papi. Tengo sueño—La voz de Jeremy nos interrumpe. Este corre hasta su papá que lo toma en brazos.

—Vamos a casa —Anuncia.

—Nosotros nos vamos en taxi Hablo acercándome hasta él con la intención de tomar a Jeremy, pero Mike se aleja. Lo sigo con la mirada y me encuentro con mi mamá en la puerta.

—¿Todo bien, hija?

—No lo sé—Respondo en voz baja. Camino hasta ella y dejo un beso en su mejilla. —Te llamaré esta noche.

Ella asiente sabiamente.

Me despido de los invitados y camino hasta el estacionamiento con la intención de tomar a mi hijo y tomar un taxi, pero cuando llego Jeremy está en su silla y duerme profundo. La luz del día está desapareciendo para darle paso a la noche.

—Sube al coche Davina me ladra enojado Mike.

—Nosotros, no nos vamos contigo.

Resopla molesto y camina hasta la puerta del conductor de su coche.

—Vienes con nosotros o puedes irte sola—Habla molesto al igual que yo. Sin embargo, subo por Jeremy.

—No soy un drogadicto Davina—Sus palabras salen una vez emprendemos camino—Solo la consumo cuándo estoy muy estresado y lo he estado desde que trabajo para conseguir el puesto que quiero

—Eso no es excusa. Yo trabajo en el colegio y cuido de Jeremy, no por eso, me vez consumiendo drogas.

Me mira como si no entendiera su argumento.

—Estoy bien cariño. No pasa nada—Alega deteniéndose en una intersección que lleva a casa y me mira de lado con una sonrisa tranquilizadora.

—No está bien, Mike— Protesto. Miro a Jeremy que está profundo— Tienes que dejar esa m****a antes de que esto acabe con nuestra familia—Susurro. Miro a Mike que no dice nada durante unos segundos.

—Estás siendo paranoica, cariño—Dice al fin.

Se endereza en el asiento y el coche avanza antes de que el ruido de un claxon nos sobresalte.

—¡Mike! —Grito viendo el camión que se dirige a nosotros antes de que todo se vuelva negro.

Fin de Flashback.

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