Los días pasan con la lentitud particular que solo tienen las semanas previas a algo importante. Román se recupera más rápido de lo que los médicos esperan, como si su cuerpo respondiera con terquedad al deseo de volver a su vida y a su trabajo, a veces lo encontraba solo en el porche, con el brazo escayolado apoyado sobre el respaldo del banco, observando el jardín como si se aferrara a cada hoja, cada flor, como si intentara memorizarlo todo por si un día... no estaba.Yo fingía que no lo notaba.Me aferro a los preparativos de la ceremonia como una forma de distraerme. No será una boda grande ni pomposa. Nunca lo hemos querido así. Solo nosotros, Paloma, un puñado de familia cercanos, flores blancas y mucha luz natural. Quiero que todo sea íntimo, cálido, real. Como lo que hemos construido con tanto cuidado a pesar de todo lo que nos ha tocado enfrentar.Es media tarde y estoy sentada en el sofá del salón, con una carpeta abierta sobre el regazo y mi celular en la mano. Estoy revis
El lápiz de Paloma se mueve sobre el papel con la precisión de quien intenta resolver un problema y no quiere equivocarse. Está tan concentrada que frunce el ceño, y yo, sentada en la butaca junto a la ventana de su estudio, la observo mientras finjo leer un libro que no ha pasado de la misma página desde hace veinte minutos.La luz del atardecer se cuela por las cortinas y le da a la habitación ese aire cálido y falso que tienen los días antes de que llegue la tormenta. Porque lo sé. Algo viene. Lo intuyo en cada poro de mi piel. En cada silencio que ha llenado esta casa desde que Román cerró la puerta esta mañana, con las manos nerviosas y la mirada tensa, como si llevara una sentencia escrita entre los párpados.Hoy fue la audiencia.Hoy es la primera vez que él se enfrenta a Julia en un tribunal desde que volvió a casa, desde que ese accidente me dio el susto más grande de mi vida. Y desde que yo acepté este anillo.Bajo la mirada hacia mi mano izquierda. La piedra granate del an
Houston, Texas.El sonido de la ciudad despertando se filtra por la cornisa de mi habitación mientras aún estoy en la cama. No es como si estuviera durmiendo y fuera un amanecer donde levitamos con la sensación de que será un espléndido día.No.Me quedo mirando el techo de mi habitación y cierro los ojos cuando la decepción de otra mañana sola, me hace recordar mi realidad.Ofuscada conmigo y con la vida salgo de la cama, apago el despertador que debería haberme despertado dentro de un par de horas más. Después de una parada en el baño, bajo hasta la cocina donde enciendo la cafetera y me quedo mirando la nada un momento.Hoy. Hace tres años que mi vida cambió radicalmente.Cierro los ojos y reprimo las lágrimas que quieren brotar en el silencio de mi solitaria casa.Flashback.—Hoy. Quiero agradecer a todos los presentes por reunirse con nosotros en este lugar para homenajear un logro más de mi esposo—Digo mirando a Mike que está a mi lado. Me ve con una sonrisa—Sé que tuvimos tiemp
En timbre me sobresalta sacándome de mis recuerdos. Me pongo de pie y abro para encontrarme con Celeste Thompson.Mi madre.—Veo que madrugaste—Comento cuando la dejo pasar.—Sabía que estabas despiertaCamina hasta la cocina y deja una bolsa, el periódico antes de servirse, una dosis de café.—Sé que te gusta ir sola al cementerio, pero hoy quiero acompañarte.La miro des el otro lado de la encimera y no digo nada. Trato de que mi dolor no sea muy evidente.—No tienes, porque hacerlo.—Davina—Suspira mi madre—Tú perdiste a tu esposo y a tu hijo— Comienza y el familiar dolo se filtra en mi pecho. Respiro profundo para mantenerlo a raya.—Mamá—Niego.—Yo perdí a mi nieto, un yerno y en cierto modo, perdí a mi hija— Su voz se quiebra— Sé que la sicóloga te ayudo a sobrellevar todo esto, pero también tienes que salir de tu caparazón y vivir, mi amor.—Yo vivo bien, mamá.—Estar aquí la mayor parte del Tiempo y dar clases en línea no es vivir, cielo. Dejaste el instituto. Ya no te diviert
ROMAN POV. —La-la-la-la-la... —¡Ya basta! — exclamo haciendo callar a mi hija—Esta vez no cederé a tus berrinches, Paloma. Te pasaste al ponerle chicle en el cabello a tu niñera. Mi hija de nueve años está de pie en medio de mi oficina en casa y me mira con disgusto. Sus ojos verdes están húmedos por lágrimas no derramadas. —La señorita Hill renuncio. Es la tercera que renuncia en un mes—Hablo desde mi silla. —No quiero una niñera. Las odió— Refunfuña. —En eso estamos de acuerdo mi pequeña dama. Lo que necesitas es una institutriz que te meta en vereda. Ya que no me prestas atención. Necesitas alguien que te enseñe algo de disciplina porque está visto que no quieres acatar mis órdenes. —Roman. La voz de mi ex-cuñada y tía de Palomas irrumpe en mi oficina. Irina es la hermana de mi exmujer. Ella, está al pendiente de Paloma en ocasiones. Eso después de que Julia me dejara hace un año por un pianista y se olvidara de su hija. —Tía —Paloma corre a sus brazos y oculta su rostro—Pa
Después de mucho pensarlo y de una charla con mi hermano, Dorian. He decidió aceptar asistir a la entrevista con el señor Baker’s.Mi madre tiene razón. Debo comenzar a dar pequeños pasos y así salir adelante.Jamás me repondré de tal perdida. Pero debo aceptar que la vida sigue y ni Jeremy ni Mike querrían verme escondida del mundo y dejando pasar mi vida, cuando puedo hacer algo mejor con ella.Cuando el GPS me indica que he llegado a mi destino. Miro con asombro una valla enorme.¡Es una m*****a finca!Digo mi nombre al guardia que está apostado en la entrada y con nerviosismos espero.—El señor Baker’s la está esperando —dice sin cambiar su gesto.—Gracias —murmuro.La verja se abre y subo mi coche por el sendero arbolado. La vista es hermosa y majestuosa. Sin duda una de las mansiones más hermosas que he visto.Estaciono junto a un todoterreno y Después de respirar profundo tomo mi bolso y el dosier.Repaso mi atuendo.Un vestido a la altura de las rodillas, en color gris con zapa
—¿Va a llevar esto? Las palabras vienen de mi madre, que me está ayudando con el equipaje que llevaré a la casa de los Baker’s. Ayer, luego del incidente con Paloma me fue imposible que se abriera conmigo. Pero, es normal y sé que tengo un duro trabajo por delante. Miro la camiseta que mi madre me tiende y la tomo. —¿Crees que llevo mucho equipaje? —murmuro mirando alrededor. —No —sonríe —Solo que hace mucho no haces un equipaje. Asiento. Me acerco hasta la comoda junto a mi cama y la abro. Dentro está la manta preferida de mi hijo, la cual se quedó conmigo. Huele a él y es lo más preciado que tengo del mismo. Una sonrisa se desliza por mi rostro al recordar lo que amaba el trozo de tela. Tomo una fotografía familiar de Mike, Jeremy y yo de su último cumpleaños. Y las llevo a la maleta. —Creo que es todo —susurro. —Vas a estar bien. Asiento. El timbre de la puerta principal suena. —Debe ser tu hermano para despedirse. Sonrío. Cierro mi maleta y segundos después mi herma
Bajo las escaleras y escucho la risa de Paloma que proviene del salón.Sé que debí ser más tajante, pero no quiero problemas con la mujer y no sé qué tan permisivo en Román en cuento a su cuñada.Me dirijo a la cocina donde Lola y la otra chica de servicio, Gail, están. Lola se encuentra sentada en la mesa del rincón con una taza de café y un poco de pastel de arándanos.Gail está preparando una bandeja con leche, café y pastel que llevara al salón.Me acerco a la cafetera y me preparo un expreso antes de sentarme junto a Lola que me ignora.La miro en silencio unos segundos antes de suspirar.—¿Le caigo mal? — inquiero.Los ojos oscuros de Lola se levantan de su café y me clava la mirada en silencio.—¿Qué la hace pensar eso?—Tal vez la forma en que me mira—. Hablo— Como si fuera la m****a en sus zapatos.Escucho la risa de Gail que cesa cuando Lola la mira mal.—¿Quiere que le diga la verdad, señorita…?—Davina. Por favor, soy Davina— la corto.—Verás, Davina. Es simple, no veo la n