—¿Quieres chupármela?
Me atraganté ligeramente ante sus palabras, mi sangre se heló.
—¿Eso es lo que mi Alfa desea? —me lamí los labios, fingiendo estar completamente asombrada por su hombría, como si fuera la más grande que jamás hubiera visto... no lo era.
Pero no necesitaba saberlo.
—Sabía que eras una chica sucia desde el momento en que te puse los ojos encima.
“Señor, no tiene ni idea.”
Incliné el cuerpo hacia abajo, la anticipación era clara en su respiración, realmente pensaba que iba a chupársela allí, en el cubículo de un baño.
Pensaba que era así de afortunado en la vida, qué maldito idiota.
Colocó su mano contra la parte posterior de mi cuello, empujándome aún más hacia abajo.
Odiaba eso: odiaba que creyeran que ejercían control sobre lo que potencialmente estaría haciendo.
Lo miré sonriendo, mis ojos desprendían una mirada seductora mientras ensanchaba mi boca a modo de preparación.
Se echó hacia atrás, esperando que envolviera mis labios a su alrededor, pero en cambio, lle