Punto de vista de Jorge
El día estaba siendo muy pesado para todos nosotros, era el día en que finalmente nos despediríamos de la tía Elena.
Todos estábamos de pie en silencio, con la cabeza inclinada frente a la playa, con la arena dorada bajo nuestros pies mientras dábamos gracias a la Diosa de la Luna por su presencia en nuestras vidas.
Mamá había hecho una petición para el día, que no terminara con una nota triste... sino con una feliz, aunque había perdido la mitad de su alma, la mitad de su corazón.
Lo sabía porque así me sentiría si alguna vez perdiera a Javier o a Josi. No solo éramos hermanos, éramos un mismo ser, conectados por más que la sangre, por un vínculo de trillizos... algo que mamá también compartía con Elena. No solo eran hermanas, sino gemelas.
Era cierto que ni siquiera se conocieron hasta mucho después, su vínculo solo se conectó cuando llegaron a ser adultas. Pero esa conexión, una vez hecha, no podía deshacerse, ni siquiera por la muerte.
Mamá sería para siempr