"Solo diles, Clío, diles quién es el verdadero padre del bebé".
—Estás actuando como si mi bebé fuera un problema, mamá, aunque tú misma dijiste que toda la manada me apoyaba, que no te importaba quien era el padre del bebé.
—Humano o no, sigues teniendo un bebé sin un compañero. —sus palabras fueron como cien flechas clavadas en mi pecho.
—Rosa, ¿qué acabas de decir? —papá estaba conmocionado por sus palabras, parecía como si ella lo hubiera abofeteado en la cara.
—No finjas que no es lo que estás pensando. —bufó, sus ojos brillaban con la luz de su loba.
—Por supuesto que no, tú y yo, de entre todos, sabemos que nuestro pasado no nos define. —le advirtió a mamá en voz baja.
—No tengo un compañero.
—Sí lo tienes, todo el mundo tiene un compañero, pero tú no pudiste esperar, ¿verdad? Tuviste que dejarte embarazar...
—¡Rosa! —la rugiente aura de papá emanó de él a tal velocidad que tuve que comprobar que no estaba dirigida hacia mí. Mi dormitorio ahora estaba envuelto en un estado de os