Punto de vista de Jorge
—Entonces, ¿aquí es donde te escondes? —una patada demasiado agresiva en el estómago me despertó de un salto.
Josi...
—¿Qué es lo que quieres? —gruñí, abriendo los ojos de mala gana ante la brillante luz del sol de la mañana.
Un dolor en el cuello me informó que no había dormido en una cama.
No había logrado volver a la Casa del Alfa anoche, en su lugar, finalmente sucumbí a la necesidad de dormir después de beber una botella entera de whisky que había tomado de la cocina.
El suelo frío y duro cerca de las fronteras fue el único lugar donde pude estar durante la noche.
Una vez que los Arancea se fueron, todos entendieron que algo andaba mal, y aunque no tenía sentido seguir evitando el tema, simplemente no quería abordarlo.
Por eso entré en la casa, agarré una botella y salí disparado... ganándome un gruñido de Javier al pasar junto a él.
Sabía que no había nada entre Clío y él, pero ¿por qué le había dado su coche? ¿Por qué se había comportado tan raro con ella