Punto de vista de Clío
Un gemido se escapó de mí cuando su lengua se abrió paso y probó cada parte de mi boca. Reclamándola como suya.
Siempre había esperado que fuera así, la razón por la que esperé a alguien especial, pero nada me preparó para el deseo que ardía en mí por su tacto.
Él me hizo retroceder, mi espalda fría al presionar contra las puertas cerradas del ascensor, sus manos agarrándome con fuerza.
Hormigueos placenteros solo añadían a mis gemidos de lujuria mientras sus manos me exploraban, recorriendo mis curvas.
El aroma a coco me envolvía, mi corazón se aceleraba cuando me separé para tomar un muy necesario respiro de aire. Mi pecho palpitaba por oxígeno, su beso era tan poderoso que me quitaba el aliento.
Sus ojos estaban nublados, vidriosos, pero no por un enlace mental, esto era otra cosa. Ya podía sentirlo presionado contra mí, sentir su propio deseo de estar conmigo.
—¿Qué estás haciendo? —Fui en contra de mi propia necesidad mientras alejaba su cabeza de mí, dándol