Punto de vista de Josefina
Me desperté sintiéndome cálida, algo que nunca experimentaba. Mi mente se agitaba, pero aún tenía los ojos cerrados, intentando someterla a la fuerza.
Mi cuerpo todavía estaba agotado, pero mi cerebro trataba de despertarse, de registrar algo... de pensar.
Entonces me di cuenta... no reconocía mi tercer brazo que me rodeaba la cintura, aplastándome contra la pared. No recordaba tener un tercer brazo.
Y eso era que no lo tenía.
Mis ojos casi ganaron la batalla contra mi mente, esa llamada al sueño se hacía más fuerte gracias a un aroma celestial a cuero y sándalo que me reconfortaba.
Cuero y sándalo...
Mis ojos se abrieron de golpe, dándome cuenta de que me había quedado dormida junto a Lucas. Miré hacia abajo y vi su brazo extendido sobre mi estómago mientras él yacía detrás de mí, abrazándome por la espalda.
No era de extrañar que estuviera tan cálida, nunca había dormido junto a nadie. Ni siquiera con José. Simplemente no era algo que hiciera.
Un carraspeo