Punto de vista de Héctor
Dudé al llegar a lo alto de la escalera.
—¿Alfa? —sentí a Ramón sentí a el enlace mental mientras oía a Carla abrir la ducha en su baño. Ella buscaba seguridad ante mi cambio de comportamiento, pero su pregunta me tomó por sorpresa.
La seguí, frustrado por mi propia estupidez, cuando intentó huir de la habitación. ¿Qué debería decir…?
—¿Ramón?
—Disculpe por molestarle, Alfa. El Alfa Julio está aquí. Le he dicho que se adelante a la Casa del Alfa. —percibí la vacilación de Ramón a través del enlace.
—Recibido... —respondí aún enfadado con Ramón por haber dejado sola a Carla con Salomón.
Por haber dado más valor a la palabra de seguridad de ella que a la mía, la de su Alfa. Debió saberlo mejor.
Oí abrirse la puerta principal y unos pasos cruzaron el vestíbulo hacia mi oficina.
Descendí las escaleras tratando de entender por qué vendría Julio. Normalmente hablábamos por teléfono si necesitábamos vernos. Así que, ¿por qué vino de repente? Sobre todo tan tarde de la