Lumen es una loba prodigio entrenada por sus padres para convertirse en la nueva alfa. Cuando la manada del rey pone sus ojos en el territorio de Shadow-Wolf, Lumen descubre que su manada es muy débil y sus padres la han estado engañando. Entregada como una esclava para salvar a su familia, Lumen debe sobrevivir en el castillo del rey siendo la más odiada al haberse ganado el corazón del hijo del Beta y del mismismo hijo del alfa a la vez. La diosa de la luna le advierte que el castillo guarda un secreto. Lumen tiene un poder que descubrirá a medida que su corazón aprenda a amar al que más temor le provoca.
Leer másLumen
—Desearía que me hubieras mentido... Quisiera tanto odiarte como el primer día en el que te vi. ¡Podría estar mejor ahora si quisiera matarte! —grité, mi voz, se quebraba por el dolor.
La transformación fue agresiva conmigo misma. Mi pelaje de loba de plata resplandecía, ante la luna que brillaba en el cielo. En mi forma de loba, mis colmillos eran tan afilados como espadas.
Y a pesar de ser tan imponente y majestuosa, no lograba mantenerme demasiado en pie, la poción que tenía corriendo por mi sangre hacía mis sentidos mucho más débiles.
Imaginé que era la más fuerte, que mi manada confiaba en mí para ser la nueva alfa.
Y eran todas mentiras. El enorme lobo alfa me observaba con los colmillos blancos y resplandecientes asomándose.
No decía nada, yo no era de su importancia. Era un estorbo del cual, se desharía muy pronto. Su pelaje era como el manto de la noche, de un color negro majestuoso.
Del doble de mi tamaño y sus garras cortaban con una facilidad sorprendente. Gruñía, estaba acechándome como a una de sus presas.
Con un rugido estrepitoso que sacudió las copas de los árboles, el lobo saltó sobre mí, derribándome sin que pudiera hacer nada para defenderme. Era enorme, su fuerza era incomparable con la mía. Sentía débilmente, como me quedaba inconsciente poco a poco.
Traición. Esa era la palabra que resonaba en mi mente sin parar, un eco de derrota.
El panorama a mi alrededor fue oscureciéndose lentamente. Los sonidos se detuvieron el reflejo de la luz de la luna desapareció.
¿Por qué me hiciste esto, diosa luna? ¿Acaso no tenía un destino grandioso como guerrera?
Fue lo último en lo que pensé, mirando a la luna en el cielo, con la sangre brotando de mi hocico. Y una débil promesa que seguía latiendo, la de no abandonarme a pesar de que, todos lo habían hecho.
Dos semanas antes
—Lumen, hija. Deberías bajar a merendar algo ahora. —ordenó mi madre, que estaba ansiosa, lo notaba por el tono de su voz.
Los preparativos siempre la ponían exhausta. Mi madre y padre estaban encargándose, de ser los anfitriones para la tradicional cacería anual, del clan de la sangre de plata. Todos los eventos se llevarían a cabo en nuestro territorio. Fiestas, cenas, otros eventos sentimentales sin importancia.
Yo me había estado preparando para la cacería y solo eso me importaba.
Quería mostrar mi fuerza como hija del alfa. Mi loba estaba lista para superar a los demás y que mi padre me anunciara como la nueva líder cuando se retirara.
Prometió que lo anunciaría al final de la cacería.
Todos los lobos de las otras manadas estarían presentes en el gran anuncio.
No obstante, eso no me ponía nerviosa, estaba lista.
Entrené mucho, tanto en fuerza como en velocidad. Dejé atrás a muchos de los que entrenaban conmigo.
Tenía mucha confianza en mí misma.
Muchas manadas conformaban este clan, al menos diez. Las manadas más fuertes y la manada real. Nosotros éramos una de las manadas más poderosas de todas, nuestro nombre “Sombra de lobo”.
Mi padre, Zathun era el alfa hacía añares. Contaba con ciento cuarenta años y al menos casi cien los desempeñó como alfa. En nuestra sangre corría la magia antigua de la diosa luna, teníamos fuerza y habilidad, inteligencia y, además, corazón.
¿Por qué digo esto? Porque los lobos de otras manadas no poseen una humanidad muy notable.
El salvajismo predomina en los alfas. La sed de sangre, las cacerías, la posesión de tierras y también la esclavización de los que sobrevivían a una batalla.
Me coloqué una camiseta de color verde oscuro y unos shorts cómodos. A mi madre le iba a dar un infarto. Ella pretendía que me cambiara y estuviera lista unas tres horas antes de la cena.
La cena de apertura, del gran evento de la cacería era casi tan importante como la cacería en sí para los lobos. Se celebraría en nuestra mansión y, por lo tanto, mis padres eran los anfitriones.
Mi madre hizo una mueca de horror cuando me vio.
—¡Lumen! Debes cambiarte ahora mismo. Tenemos que estar, al menos dos horas antes por si los invitados comienzan a llegar. —dijo ella, que iba de un lado a otro, dirigiendo a los empleados para que todos supieran que hacer.
La cantidad de meseros y cocineros omegas que había en la enorme cocina era increíble. Los omegas ocupaban esa clase de trabajo, ellos eran los más débiles de la manada, no podían pelear. En la manada, se les ofrecía protección y trabajo. Los protegíamos de los peligros que representaban los otros lobos de territorios enemigos.
Aquí, los omegas tenían su propio salario y libertad. No era como en las otras manadas, donde los lobos que no podían pelear se transformaban en esclavos.
—Lo haré. Luego de entrenar un poco más. —dije, sonriendo con complicidad.
Observé que mi padre se acercaba, estaba bajando las escaleras. Habló con su beta, que estaba allí también, ayudando con la organización.
—Hija. —me saludó, yo siempre había sido consentida por mi padre.
—Papá. Mamá no deja que vaya a entrenar un poco. —objeté, mirándolo con los ojos brillantes.
—Lysa. —Papá observó a mi madre con algo de reproche. —Sabes que Lumen es una loba guerrera. Es la más fuerte de la manada después de mí. Esta manada dependerá de ella cuando se convierta en alfa y yo le dé el mando al final de esta cacería.
Sus ojos brillaron de orgullo. Lo abracé. Desde que era pequeña, mi padre me decía que sería muy fuerte. Me entrenó desde que era una pequeña cachorra de loba que apenas si podía correr.
Mi madre me miró con una sonrisa.
—Es cierto. A veces olvido que además de ser la más hermosa de todas las chicas de dieciocho años, también eres la más fuerte. —sonrió, abrazándome. —Ve a entrenar, mi amor, tendré listo tu vestido y a la estilista para que te peine.
Cumplí con mi objetivo. Sonreí.
—Los amo. —me despedí rápidamente, mis padres realmente eran buenos conmigo.
Estaban orgullosos de mí. En la escuela, tenía notas excelentes, este año había terminado y me gradué de la secundaria con honores. Pronto tendría el honor de ser nombrada la siguiente alfa.
Salí de la mansión por una de las ventanas, transformándome en loba. Mi forma era del color de la plata, brillante y con pelaje suave. Me introduje en el bosque corriendo entre los árboles frondosos, mezclándome con ellos.
Nuestro territorio, se extendía abarcando kilómetros y kilómetros. Yo lo conocía de memoria, cada parte, cada rincón.
O al menos, eso fue lo que creí. Debí seguir corriendo sin rumbo alguno por el bosque, hasta escapar de mi destino.
Hubiera sido una opción más amable para mí.
NarradorEl tiempo transcurría de una forma diferente para Kyra ahora. También para Belcekar. En el pasado, cada día era una proximidad a una conquista. Cada día era un pensar en una poderosa estrategia para allanar nuevos territorios y encontrar nuevas posesiones para festejar luego. El tener que encontrar un nuevo castillo fue solo el comienzo de una vida completamente diferente.Belcekar debió pelear por su mando como rey y alfa, venciendo al menos a una docena de manadas que intentaron desafiarlo tras escuchar lo sucedido en el castillo con los insubordinados. Todos los días llegaban distintas amenazas y retos por parte de otros Alfas que trataban de quedarse con todo por lo que peleó alguna vez.Cuando la carta de la novedad de Seth y Lumen coronados como Alfa y luna llegó a los oídos de Kyra y Belcekar, el castillo modesto que adquirieron pareció temblar.En el norte, se establecieron en un palacio sencillo en comparación con el anterior, que tuvieron que quitarle al viejo alfa
Verlo allí, de frente a todo nuestro grupo, me dejó perpleja. La forma en la que todos los observaban me sorprendía tanto. Su aura de Alfa era casi innegable, era como si siempre lo hubiera sido y solo estuviera dormido.Su destino había sido siempre más grande que estar a la sombra del príncipe. Quizás todo estaba escrito desde antes que el y yo naciéramos… Diosa luna. ¿Acaso lo tenías todo planeado meticulosamente? Era algo que no podía asimilar.—No quiero….Las palabras de mi boca salieron sin poder controlarlas. Y todos se dieron vuelta para mirarme. El silencio se hizo notar y la hostilidad por parte de cada uno de los presentes me dolió un poco. Me hizo sentir fuera de lugar.Solo Seth pareció no odiarme con los ojos. Sentí su mano sujetando la mía y sus ojos penetrantes se posaron en los míos.“¿Qué sucede?” preguntó en nuestro enlace de compañeros.Lo miré con los ojos llenos de lágrimas.Dije en frente de todos los lobos ansiosos por venganza que no quería ir a pelear.“No p
LumenDiosa luna, si tuviera que relatarle a alguien todo lo que ocurrió, simplemente no me creería.Cuando Rosé fue a buscar a Seth, sentí que mi mundo se desmoronaba totalmente. Porque si el rey mataba a mi novio todo habría sido en vano. No podía verlo morir, cuando se alejó, mi corazón clamó a gritos seguirlo para impedir que peleara. Tener que esperar, hizo que tuviera que al menos tener un gramo de fe, algo que parecía imposible. Mis amigos trataron de hacer que no me desmayara por los nervios. Experimenté tanto dolor y tanto miedo que no pensé siquiera en sobrevivir.El vínculo de compañeros que tenía con Seth se terminó de formar cuando rechacé a Athius. Como si la Diosa luna supiera que todo esto tenía que pasar para tener una oportunidad y vencer a la manada real. Eso incluso me daba escalofríos.Al completar mi vinculo, me dolía todavía más el miedo a perderlo.Por ello, cuando lo vi regresar al lado de su madre, la mujer que todos pensaron que estaba muerta, mi corazón par
NarradorKyra observó como su esposo se marchaba sin arrepentirse. El estaba yendo de cacería al bosque, a derramar sangre para aplacar un poco su inmensa ira. Ser desafiado por un montón de lobos jóvenes le hirvió la sangre. Pero lo peor fue que tuvo que retirarse, porque su hijo lo puso en una posición desfavorable.La reina decidió ir ella misma a comunicarle a Athius su nueva misión. Su esposo dijo que enviaría a un esclavo a que le diera el mensaje. En parte Kyra quería decírselo ella misma por el apego que le tenía a Mina y, además, ya no poseían esclavos.Eso fue un golpe bajo. Que todos los esclavos hubieran aprovechado para huir mostraba que el rey no era tan temido como lo creyeron en el pasado. Seth y Lumen habían causado un desbalance, un verdadero desastre. Ahora estaban en un castillo como invitados y ni siquiera disponían con su propia servidumbre. Era cuestión de tiempo para que los otros clanes y manadas olfatearan la debilidad y quisieran apoderarse de la corona de B
Narrador—Esto se ha salido de control. ¿No lo crees? —preguntó Danny, echando la cabeza hacia atrás mientras se recostaba en uno de los sofás disponibles de ese cuartillo.Había demasiada gente en ese modesto castillo. Tendrían que quedarse allí por unos días hasta que el rey se comunicara con otro de sus aliados y pudieran ir a otro territorio que tuviera más lujo y esplendor. Mina y Danny consiguieron una pequeña habitación que era un living casi abandonado para poder hablar a solas. Cuando Danny se recostó en el sofá, el crujir de la madera los hizo reír.—Una locura. No he podido dormir desde que ocurrió aquello. Realmente no esperé que fueran así de desleales. Todos ellos, Zack, Seth, incluso Jimmy. —Mina negó con la cabeza, la expresión de su rostro fue de suma severidad.—No es que no hayan tenido motivos no. —Danny soltó una risa sarcástica que la hizo abrir los ojos.—¿De que hablas? —Mina frunció el ceño. —Somos leales a la reina y al rey.—Lo sé, lo sé. Pero debes admitir
PoV AthiusDesperté en una cama que no era la mía. Miré hacia todas partes, conmocionado por no saber en donde me encontraba.Creí que todo había sido una pesadilla de la cual estaba despertando. Al ver que no estaba en mi habitación, en mi castillo, palidecí. Mi mano derecha me temblaba y al mirarme, volví a tener consciencia de mi debilidad.Golpe el respaldar de la cama con todas mis fuerzas. Las astillas se clavaron en mis nudillos.—¡Esa perra!Grité con todas mis fuerzas. El enojo era tan grande dentro de mí que incluso se me dificultaba respirar. Era como si ahora todo me costara un gran trabajo. Mi fuerza, que antes rivalizaba contra la de mi padre, ahora era insignificante. Ni siquiera pertenecería a la manada real como guerrero. Apenas si podría ser un explorador.Pensar en Lumen hacía que el corazón pareciera estallarme. El odio era tan corrosivo, hacía que mis manos temblaran todavía más. El ruido de mis golpes debió alertar a Mina, porque ingresó al cuarto sin avisar ni t
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