Punto de vista de Carla
Perdí la noción del tiempo en los acantilados, algo que siempre me sucedía con facilidad. Pero cuando el sol comenzó a desvanecerse y la luna ganó en intensidad, empecé a sentir tanto a Elena como a mi padre presionando en mi enlace mental, ansiosos por que regresara.
Mi regreso fue lento, mis pasos se sentían pesados... irregulares. En realidad, mi loba y yo queríamos quedarnos en los acantilados. Lo único que nos esperaba al regresar eran discusiones y preguntas.
Así que cuando volví a entrar en la casa del alfa y encontré a mi padre, Elena, Héctor y Julio sentados en silencio en el salón, tuve que hacer un doble chequeo de lo que veía... algún tipo de conversación civilizada.
—Carla, ¡por favor, únete a nosotros! —mi padre palmotea el asiento a su lado mientras Fátima entra con una bandeja de bebidas. Ella había sido increíble en sus esfuerzos por ordenar y había pasado la mayor parte de su tiempo en el hospital. De hecho, esta era la primera vez que la veía