Capítulo 47

A la mañana siguiente, Alfa Caleb llamó a la joven loba Astrid, quien acudió inmediatamente a su alcoba.

- Alfa ¿Me llamó? … ¡¡OH, por la diosa!!

La joven entró a los aposentos totalmente destruidos, como si un huracán hubiese destruido cada centímetro de aquel lugar.

- Alfa, ¿está usted bien? ¿Que ocurrió aquí?

- Astrid sufrí un atentado, un terrible atentado.

- Pero Alfa… debió usted llamar… ¿Qué clase de atentado?

- Hierba de lobo.

- Oh por la diosa… y la loba… no estará diseminada en medio de este caos ¿O si?

- No, la maldita bruja está encerrada, atada en su habitación.

- Veo que usted ya se encuentra bien… los efectos de la hierba de lobo ya se han disipado…

- Aún no… - dijo el lobo, algo avergonzado - La droga ya no afecta mis sentidos, pero hay algo de lo que aun no he podido deshacerme. Debes ayudarme.

El lobo le incorporó dejando a la luz su enorme miembro a punto de estallar. Astrid abrió los ojos producto de la impresión.

- ¿Qué hierba puede ser capaz de tal efecto? E
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