Al cabo de tres días, la comitiva de la manada Luna Cristal llegó a Luna Sangrienta. El corazón de Namar se detuvo cuando vio que aquel hecho se materializaba y, desde el ventanal del castillo, lograba ver acercarse a Alfa Caleb, en compañía de su Beta Kerim y un grupo de soldados.
Pidió a una de las criadas, que estuviera dispuesta y lista, al momento de llegar los soldados, para escoltarlos hacia sus aposentos. Su intención era no aparecer, mientras la manada Luna Cristal estuviera allí. Había dado la orden de no permitir que su hijo saliera de la habitación en tanto estuvieran allí.
Alfa Kerim llegó junto a ella.
- Ha llegado el momento, demos la mejor actuación y que sea creíble.
- Tal vez lo mejor será que te presentes con ellos sin mi… - dijo Namar - Está todo arreglado. Solo firma y haz que se larguen de aquí.
- Linda Namar… ¿Qué dirían de nuestra hospitalidad? Son aliados ahora. Debes estar conmigo, como la Luna que eres.
- Solo una Luna de nombre.
- Más que una Luna, eres