Capítulo 59

Pasaron los días, y ambos Alfas se encontraban en un estado muy grave, Astrid curó sus heridas y, les dio de beber el antídoto para contrarrestar el veneno, aun así sus esfuerzos no rendían mayores frutos.

Namar llevó a la loba con su cachorro a palacio, preocupada por la seguridad de ambos, ahora que Kerim no estaba con ellos.

Para la joven Luna, los días parecían años. Astrid no podía afirmar a ciencia cierta si los lobos podrían despertar. Las heridas de Kerim habían sido graves, lo que causó que se desplomara en batalla; pero, para Caleb, fue el mismo veneno, profundamente introducido en su sistema, lo que le hizo caer; por esta razón, Caleb se encontraba mucho más grave que Kerim y su vida estaba en grave riesgo.

Cuando Kerim despertó al fin, halló a su loba y a su cachorro en su habitación. Su alivio y gozo al verlos a salvo, no tuvo límites.

Astrid se acercó a Namar.

- Namar, debes descansar… Llevas días sin dormir.

- ¿Cómo se encuentra Caleb?

- … - Astrid dudó en responde
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