Capítulo 59. Parte 4
Diego:
Me empiezo a desesperar. Lo peor es que quiero salir a la calle a buscarla. ¿Dónde? No tengo idea, pero necesito hacerlo… ¡y no puedo! Tengo pacientes esperando afuera. Respiro hondo e intento tranquilizarme. Quizá se fue de compras con Cinnia. Tal vez todo está bien. Decido hacer pasar a la siguiente paciente para luego llamar a Cinnia y confirmar que está con ella.
Atiendo a tres pacientes más. Ya ha pasado una hora desde que llamé a casa y no hay noticias de Antonella. Tomo el celular y llamo a Cinnia. No responde. Luego a Enzo. Tampoco.
«¿Qué demonios pasa hoy? Nadie contesta.»
La angustia me come por dentro. En una hora debo seguir con más pacientes, pero no puedo pensar en otra cosa. Necesito escuchar su voz.
«Necesito saber que está bien.»
Salgo de la consulta decidido. En el pasillo me cruzo con Bernardo. No pienso en su traición ni en nada más; solo tengo a Antonella en la cabeza.
—Necesito que veas a mis pacientes —digo sin expresión—. Tengo algo importante que hacer.