Capítulo 60. Parte 1
Diego:
Conduzco a toda velocidad hacia la casa de Bruno, intentando entender por qué Antonella fue hasta allí. Solo sé que debo darme prisa. El semáforo en rojo me impide avanzar; los segundos se vuelven eternos. Un mendigo se acerca a mi ventana y la golpea suavemente. Le hago un gesto con la mano, sin querer ser descortés, pero no tengo tiempo para ocuparme de nadie. Por fin la luz cambia y acelero con fuerza, decidido a encontrar a Antonella.
Mientras conduzco, mi mente se llena de recuerdos. Cuando la vi por primera vez —no sé si ella lo recuerda— fue en el pasillo del hospital. Se me cayeron unos documentos, nos agachamos al mismo tiempo para recogerlos y chocamos las cabezas. Sus ojos, tan hermosos, me resultaron irresistibles, enmarcados por un rostro casi angelical. No pensé que me fijaría en ella, considerando que aún luchaba por salvar mi matrimonio fallido. Nadie habría imaginado que tendría una amante, y menos a ella... pero el destino volvió a cruzarnos. Aquella noche, cu