Capítulo 58. Parte 3
Antonella:
Me levanto de la cama y me voy a la ducha: no hay tiempo que perder. Paso por la habitación de Marcus y está despierto. Me ve y sonríe; no puedo quitar esa bella imagen de su rostro. Si no viajamos por mi culpa, jamás me lo perdonaré. Está decidido: debo hacer algo al respecto.
—Buenos días, mamá. ¿Me puedes pasar el calendario que está en ese mueble, por favor? —me indica dónde está. Voy por él, se lo entrego y veo cómo tacha las horas que han pasado mientras dormía.
—Buenos días, mi amor. ¿Cómo dormiste?
—¡Así! —se acomoda en la cama y se pone en posición fetal. Levanto las cejas y luego me doy cuenta de que está bromeando conmigo.
—¡Ah, qué gracioso amaneciste hoy! —comienzo a hacerle cosquillas, disfrutando de cómo se ríe.
—Solo era una bromita… a papá siempre se la hago, y siempre cae.
—Me imagino que sí… —digo, para luego cambiar de tema—. Marcus, debo salir a hacer un trámite importante. Te quedarás con Roberta; llegaré para el almuerzo.
—¿Puedo ir contigo, mamá?
—De