Capítulo 53. Parte 3
Antonella:
Dejo el teléfono sobre la mesita de noche y me quedo mirando hacia el techo, pensando una y mil cosas a la vez, mientras instintivamente pongo una mano sobre mi vientre, sin poder creer que tengo un ser vivo dentro de mí.
«Diego es un ser vivo y vive dentro de ti. —¿Cuándo será el día en que no seas tan inoportuna y te quedes callada?».
Sacudo la cabeza para que mi mente deje de decir una y otra locura, porque es raro, es como si tuviera vida propia, o sea, como si fuera independiente. En fin, estoy emocionada con este pedacito de amor que tengo en la panza, y sonrío sabiendo que es producto del gran cariño que nos tenemos con Diego.
«Y producto del sexo desenfrenado, ya pareces una maníaca sexual. Sexo de día, sexo de noche. —No discutiré contigo, no vale la pena, pero déjame en paz».
—¡Entre! —grito al escuchar que golpean la puerta. Roberta asoma la cabeza por la orilla y sonríe con su mirada fija en las caricias que hago en mi barriga.
—La cena ya está lista.
—Acércate,