Capítulo 23. Parte 3
Antonella:
Temprano por la mañana, me arreglo para ir a trabajar. Me maquillo disimulando el golpe, pero no sirve de mucho. De igual forma, no deseo faltar al colegio, así que salgo a toda prisa para tomar el autobús.
El sonido de una bocina me pone en alerta. Veo a Diego en su auto, sonriendo con alegría. Mi corazón empieza a latir enamorado, y no lo pienso dos veces, y corro hacia su encuentro.
—Buenos días, maestra, qué sorpresa verla por aquí —comenta guiñándome un ojo, para luego arrugar la frente, cambiando radicalmente su semblante.
—Buenos días, señor De Luca, buenos días, Marcus —digo mirando por la ventanilla.
—¡Buenos días, maestra! —exclama Marcus, feliz—. La extrañé mucho, ya no se enferme más.
—Yo también te extrañé, y trataré de no enfermarme.
—¡Súper! Papá, ¿podemos llevar a la maestra al colegio? —pregunta entusiasmado, mientras intento abrir la puerta.
—No lo creo, Marcus, ella se irá en autobús —responde Diego, provocándome sorpresa.
«Pero si vamos a la misma parte.