Capítulo 17. Parte 6
Antonella:
Pongo los brazos detrás de la cabeza, y ahí me quedo, mirando hacia el cielo, pensando en Cinnia, en los deseos que tengo de contarle lo que estoy viviendo, en las ganas de escuchar su grito de horror, para después felicitarme por estar con tremendo papacito.
—¿Vino a correr o a tirarse al pasto? —de un brinco me siento, olvidando el cansancio, y pongo las manos en mis ojos para poder tapar el sol que me impide ver el bello rostro de Diego que está frente a mí.
—¿Me está siguiendo? —cuestiono sonriendo.
—Sí, lo estoy haciendo —responde.
—Es usted un descarado, sin ni una pizca de vergüenza.
—Tiene toda la razón, me declaro culpable —dice sentándose a mi lado, tomando uno de mis pies para anudar los cordones de mis tenis—. Te puedes caer y tendría que cargarte, aunque no estaría nada de mal...
—¿Quieres cargarme? —cuestiono con diversión.
—Sé que no debo... —responde, haciéndome recordar que estoy sin la nube negra parada en mi cabeza.
—¿No tienes consultas? —pregunto de pro